CAPITULO V

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Aquella madrugada fue recordada como: "La Masacre De Las Santas" murieron alrededor de 893 personas. No se pudo identificar quienes eran paganos y quienes no. Así que el gobierno dijo que todos lo eran. Recuerdo ver como el día siguiente las personas en las calles celebraban ese suceso. Los odiaba a todos ellos... Los odiaba. Pero sobre todo me odiaba a mí mismo... Nos felicitaron a todos y nos dieron medallas, nos habíamos graduado esa misma noche. De nuestro grupo habían muerto 9 personas, las demás se graduaron. Ahora éramos del ejército de la iglesia, nos dieron algunos días de descanso y teníamos que volver para ser asignados a un escuadrón. Mis padres me felicitaron, los detestaba... Escuchaba como se burlaban de todas las personas que mate. Y odiaba como se burlaban de ellas. He tenido muchas pesadillas, veo a Delora... En todos y cada uno de mis sueños. Aun me despierto creyendo que ella está viva... Fue una noticia inmensa. Cuando salió a la luz que Delora había muerto, todos estaban asombrados y confundidos de estar ahí... La madre murió al día siguiente. Sin saber que su hija estaba muerta y sin recibir esa última visita... Por supuesto que mi familia fue al funeral. Y yo... Fui. Esperaba ver a Delora, todos vestidos de negro. Esa mañana hizo un sol frio. Miraba el ataúd de madera oscura a apenas unos metros de su agujero. La madre de Delora era igual a ella, verla era una tortura para mí.

—¿Era cercano a Delora? ¿era usted su novio?

—¡Oh...! No señora, no era su novio. Quizá si era cercano. ¿Sabe usted cuando van a enterrarla?

—Oh... Joven. La iglesia decidió que las personas que murieron en la masacre de las santas serian quemadas en fosas comunes. Los paganos no merecen un entierro digno...

—... Entiendo.

Que mierda. ¿Cómo era esto posible? Me costaba creerlo. Me costaba creerlo demasiado... Empecé a odiar a Neiv. Odio a Neiv, eres una mierda. Espere a que todos se fueran y me quede en la tumba de la madre de Delora... Ni si quiera se porque empecé a hablar...

—Señora... Yo. Bueno, usted ya me debe conocer, soy Draven Blanc, quería pedirle perdón... No fui capaz de proteger a su hija. De hecho, yo fui quien le quito la vida, no estoy orgulloso de eso. Siento que la traicione, la traicione a usted, me traicione a mí mismo... Si de verdad Neiv existe y usted esta allá en su cielo, quiero que le diga que nos debe una disculpa a todos nosotros.

—¿Aun cuando el que mato a toda esa gente fuiste tu? No le eches la culpa a Neiv, el no hizo nada. Tu fuiste quien mato a todas esas personas. —Al lado mío estaba Nevard, mirándome con esa maldita sonrisa.

—Yo... Mierda.

Neiv, no me diste tiempo para comprender que era lo que yo sentía por Delora... No me diste tiempo para pedirle perdón. No me diste tiempo para...

—Pero por supuesto que te dio el tiempo. El idiota que no lo hizo eres tú. No sé quién es más idiota, el que le agradece todo a Neiv o el que lo culpa de todo. ¿Quién te parece más estúpido?

—Sal de mi cabeza...

En ese momento escuchaba como alguien se acercaba a mí. Mire atrás alarmado, era Theo. Su cabello largo ondulado se movía de lado a lado debido al viento. Nos miramos fijamente, en un extraño silencio... Hasta que el hablo.

—Decidiste venir al funeral aun cuando tu mataste a su hija...

—Ten cuidado con lo que dices... Te vi ese día ahí. Puedo matarte en cualquier momento.

—¿Realmente me matarías? Si eso te hace sentir mejor entonces te entrego mi vida, si realmente dices que eso te salvara, si eso te hará más bien que mal. Entonces adelante, no le tengo miedo a la muerte.

—... ¿Qué hacías allá?

—Estaba protegiendo a mis hermanos. Les dije que no actuaran con violencia, pero los civiles empezaron a atacarlos. Y no tuvimos más opción que defendernos con violencia... Junto con Delora buscamos heridos e intentamos salvarles la vida sean guerreros de su iglesia, civiles o creyentes del dios verdadero.

EL NEGRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora