Cuatro

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Llegue a la alberca y me di una ducha incómoda con un montón de gente allí.
Guarde mi mochila en un locker alquilado. Junto a mi había un grupo de chicos contando explícitamente lo que habían hecho la noche anterior. Son mayores, así que supongo de eso hablan los chicos mayores. Yo no quiero ser así. Tal vez son etapas, pero no me gustan esas etapas.
Pensándolo bien, no podría adaptarme a ellos, no es mi estilo, y tal vez mis temas de conversación serían simplemente patéticos para ellos.
Me dirigía a la alberca cuando me detuve un momento; había un chico intentando patalear en el agua. Hasta que se quedó estático cerca de la orilla como si estuviera frustrado.
Era un chico de unos quince años más o menos. Un chico medianamente alto y delgado de piel morena.
El chico intento nadar de nuevo pero no podía. Se sento en la orilla.
Es raro.
Iba a pasarlo de largo pero mi instinto me hizo detener.
-Yo te puedo enseñar a nadar.
Se giró a mi y entre cerró los ojos por la luz.
Me senté en la orilla la alberca y me miró con un toque de suspicacia.
Se veía difícil. Un chico de quince años que se veía difícil.
No se explicarlo, solo se que se veía diferente. Pero no hablo del físico. Tenía algo.
No pretendía ser averiguado o comprendido. Sonreía con fragilidad y coraje.
Nuevamente insistí.
-Te puedo enseñar a nadar, si quieres.
-Hablas raro- me dijo.
-Alergias.
-¿Alérgico a que?
-Al aire.
Comenzó a reírse.
-Mi nombre es Dante.
Y empezó a reír más.
-Lo siento- me dijo.
-Esta bien, la gente se ríe de mi nombre.
-No, no- dijo- es que da la casualidad de que me llamo Aristóteles .
Aristoteles, igual que el polímata griego, cuyas ideas y forma de pensar eran diferentes y excepcionales.
-Aristóteles - repitió. Y los dos nos pusimos un poco loquitos.
-Mi papá es profesor de inglés - le dije.
-Por lo menos tienes un pretexto. Mi papá es cartero. Aristóteles es el nombre de mi abuelo. - y luego pronunció su nombre con un acento muy mexicano: "Aristóteles" - y mi primer nombre es Ángel.
-¿Te llamas Ángel Aristóteles?
-Si, ese es mi nombre.
Nos volvimos a reír, no podíamos parar, no estaba muy seguro del porque, solo eran risas espontáneas. Era como un momento de esos que solo vez en las películas.
-Solía decirle a la gente que mi nombre era Dan. O sea, ya sabes, sólo quitaba dos letras. Pero pare de hacerlo. No era honesto y de todos modos, me descubrían siempre. Y me sentía como un mentiroso y un idiota. Me avergonzaba de mi mismo por avergonzarme de mi mismo. No me gustaba sentirme así- dije mientras me encogía en hombros.
-Todos me dicen Ari.
-Es un placer Ari.
Y realmente lo era.
-Esta bien- dijo- enséñame a nadar.
Intenté ser un maestro muy preciso.
Aristóteles era un buen alumno.
Parecía un poco rudo pero no lo era. Era disciplinado y delicado. No fingía ser estúpido y ordinario. Y no lo era. Era divertido y centrado y feroz.
Era incomprensible. Aristóteles se volvió un misterio más en universo lleno de misterios.
Todo el verano nadamos y leímos cómics, y leímos libros y discutimos sobre ellos. Le presté los cómics viejos de Superman. Aunque yo prefería Archie y Verónica. El creía que eso era mierda.
-No es mierda- dije.
A él le gustaban Batman, Spider-Man y el Increíble Hulk.
-Demasiado oscuro - le dije.
-Lo dice el tipo que ama El corazón de las tinieblas de Conrad.
-Eso es distinto - Conrad escribía literatura.
Discutimos todo el tiempo sobre si los cómics también eran literatura. Para Aristóteles la literatura no era algo tan serio. Lo hice leer el libro de Conrad y cuando termino de leer, dijo que lo odiaba.
-Excepto- dijo- que es cierto. El mundo es un lugar oscuro. Conrad tiene razón en eso.
-Quizá tu mundo, Ari, pero no el mío.
Y realmente sentía que no lo era.
-Sí, sí- me dijo
-Sí, sí - le dije.
Aristóteles era más oscuro que yo, eso lo había notado con el tiempo. Y no hablo del color de piel.
-Tienes una visión trágica de la vida.
No eramos parecidos, para nada; pero si teníamos muchas cosas en común.
Un ejemplo: Nos gustaba inventar historias.
Yo no era un chico popular, tenía algunos compañeros, no me iba mal, pero tampoco me iba bien, solo me iba. Era como invisible, poca gente me notaba.
Y luego llego Aristóteles.
Y todo cambio.

Aristoteles Y Dante Descubren Los Secretos Del Universo (Versión Dante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora