Aristoteles Y Dante Descubren Los Secretos Del Universo (Versión Dante)

Cinco.

"No podría decirte que momento, que lugar, que mirada o que palabra sirvieron de base. Lo que sí se decirte, es que para cuando me di cuenta, ya estaba metido hasta el cuello."
Puse el separador del libro y lo cerré de golpe. Encontrar frases en libros me encantaba, y más si tenían un significado especial. Pero esta frase no me gustaba. 

Aquí hay un problema. Uno muy grande si quieres verlo de esa manera.
Ari. Me gusta, y ese es el problema. Es mi mejor amigo, y los dos somos chicos, pero creo que ya no se como disimularlo. Cada vez es más notorio que me gusta, lo hago evidente en cada charla, trato de ser sutil pero es prácticamente imposible. 
Ari tiene algo que me encantó desde el principio, no es como los demás chicos, de eso no hay duda. Y a medida que lo conozco caigo más. Pero vamos. ¿Para que hacerse ilusiones? Alguien como él nunca se fijaría en alguien como yo, así de simple. Ari es frió. Posiblemente tener una relación no esta entre sus planes, y mucho menos una relación con alguien como yo. Es bastante frustrante, porque es raro que me guste alguien. Demasiado. Pero de alguna u otra forma me capturo desde el primer momento.
Tomé el libro.
-¡Agh!- grité -. No puedo.
Aventé el libro lejos de mi y tomé un lápiz y un bloc que estaban cerca de mi.

Empecé a hacer garabatos. Dibujar es un desestrezante para mi, siempre que estoy triste, enojado o fastidiado tomo un cuaderno y empiezo a dibujar. Siento que así me libero. Siento que mis malos sentimientos viajaran de mi interior hasta el lápiz y de  ahí hasta el cuaderno para crear algo increíble. Todos mis sentimientos están plasmados en varias hojas regadas por muchos lados. Mire el cuaderno.
Había un dibujo de Ari.
-Vamos... ¿Es en serio?
Cerré el bloc y lo lancé igual de lejos que el libro.

Creo que no sólo me gusto el desastre que era él. Sino el desastre que eramos los dos.

Basta de eso. Tengo que sacarlo de mi mente. 

Me paré de la cama y junte las cosas. Coloqué mi libro de Orgullo y prejuicio en el estante y seguí dibujando. Esta vez me enfoque en hacer otras cosas. Pero siempre terminaba dibujando cosas que me recordaban por lo menos una platica con Ari. Me siento tan patético... Como una niña pequeña.

-¡COMO UNA MALDITA NIÑA PEQUEÑA!
Aventé todo y comencé a llorar. Todo esto es muy estúpido.