Cuatro

1K 71 3
                                    

Llame a Aristóteles por teléfono. Contestó su madre, espere unos minutos hasta que escuche a Ari del otro lado del teléfono.
-Hola - dijo.
-Hola, ¿Qué haces?
-Nada. Todavía no me siento de maravilla. Mamá me va a llevar al doctor en la tarde.
-Esperaba que pudiéramos ir a nadar.
-Mierda. No puedo. Sólo, ya sabes...
-Sí, ya sé. ¿Así que nada mas estás pasando el rato?
-Sí
-¿Estás leyendo algo, Ari?
-No. Estoy pensando.
-¿En qué?
-Cosas.
-¿Cosas?
-Ya sabes, como la manera en que mis dos hermanas y mi hermano son mucho mayores que yo y en cómo me hace sentir eso.
-¿Cuántos años tienen, tus hermanas y hermano?
-Mis hermanas son gemelas. No idénticas, pero se parecen. Tienen 27 años. Mi mamá las tuvo cuando tenía 18 años.
-Guau. Veintisiete.
-Sí, guau. Tengo quince años y tengo tres sobrinas y cuatro sobrinos.
-Me parece super genial, Ari.
-Créeme, Dante, no es tan genial. Ni siquiera me dicen tío Ari.
-¿Y cuantos años tiene tu hermano?
-Tiene 25.
-Siempre quise un hermano.
-Sí, bueno, es como si no lo tuviera.
-¿Por qué?
-No hablamos de él. Es como si estuviera muerto.
-¿Por qué?
-Está en la cárcel, Dante.
Ari jamás me había contado de su hermano. Me sentí mal por él. Se notaba que le dolía. Por un momento sentí pena por él.
Sólo me quedé callado.

-¿Podemos no hablar de él?- Preguntó Ari.
-¿Por qué?
-Me hace sentir mal.
-Ari, no hiciste nada.
-No quiero hablar de él, ¿está bien, Dante?
-Está bien. Pero sabes, Ari, tienes una vida verdaderamente interesante.
-En realidad no -dijo.

Lo era... de verdad llevaba una vida interesante, él era una de las personas más interesantes que he podido conocer. Era un mundo. un mundo que se menospreciaba bastante y no sabía las riquezas que tenía dentro... Y eso lo hacía más interesante. Me encantaría descubrir todos y cada uno de los misterios de su mente. Conocerlo a detalle. Me siento tan bobo con todo esto... 

-En realidad sí -dije-. Por lo menos tienes hermanos. Yo, yo sólo tengo una mamá y un papá.
-¿Y qué tal primos?
-No les agrado. Creen que soy... Bueno, creen que soy un poco diferente. Son bien mexicanos, ya sabes. Y yo soy medio, bueno, ¿Cómo me llamaste?
-Un pocho.
-Es exactamente lo que soy. Mi español no es lo máximo.
-Lo puedes aprender.
-Aprenderlo en la escuela es distinto que aprenderlo en casa o en la calle. Y es superdifícil, porque la mayoría de mis primos son del lado de mi mamá... y son de verdad pobres. Mi mamá es la más joven y de verdad tuvo que pelearse con su familia para poder ir a la escuela. Su papá no pensaba que una niña debería de ir a la universidad. Así que mi mamá dijo: <<Al diablo, voy a ir de todos modos>>.
-No me imagino a tu mamá diciendo <<Al diablo>>.
-Bueno, probablemente no lo dijo... Pero encontró la manera. Era de verdad lista, y trabajó todo el tiempo que estuvo en la universidad y luego sacó un tipo de beca para ir a hacer un posgrado en Berkley. Y ahí fue donde conoció a mi papá. Yo nací en alguna parte de eso. Tenían sus estudios. Mi mamá se estaba convirtiendo en psicóloga. Mi papá se estaba convirtiendo en profesor de ingles. O sea, los papás de mi papá nacieron en México. Es como si mi mamá y mi papá hubieran creado todo un mundo nuevo para ellos mismos. Yo vivo en su nuevo mundo. Pero ellos entienden el viejo mundo, el mundo del que vienen... y yo no. No pertenezco a ningún lado.
Ese es el problema.

-Sí perteneces- dijo Ari-. Perteneces a todo lugar al que vas.
Simplemente eres así.
-Nunca me has visto junto a mis primos. Me siento como un bicho raro.
-Lo sé. También yo me siento como un bicho raro.
-Bueno, por lo menos tú eres mexicano de verdad.
-¿Y yo qué sé de México, Dante?

Me quedé callado.

-¿Crees que siempre sea así?
-¿Qué?
-O sea, ¿cuándo comenzaremos a sentir como que el mundo nos pertenece?
-No lo sé- dijo-. Mañana.

En su interior el sabía que probablemente el mundo jamás nos iba a pertenecer. ¿Por qué habría de pertenecerle algo tan grande a alguien tan pequeño? Pero hablar con Ari era reconfortante. Siempre decía lo que querías oír. Siempre tenía las palabras correctas para cualquier plática. Eso lo hacía genial. No eran conversaciones básicas. Nunca lo eran.
... Ari... Aristóteles... A-R- ... Basta de esto.





Aristoteles Y Dante Descubren Los Secretos Del Universo (Versión Dante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora