Capítulo once.

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Kaiser fumaba en la oficina de su padre, al mismo tiempo que se encargaba de revisar algunos papeles importantes de los negocios del mismo. Trataba de estar concentrado únicamente en el trabajo y no pensar en nada, pero a medida que corría el reloj, menos lograba relajarse. Sus pensamientos iban dirigidos a una sola persona, a la cual no se podía sacar de su cabeza ni un segundo. 

Porque a tan solo unas semanas de llegar, Yoichi, ese estúpido omega, se había apoderado de él en un instante. 

Estaba derrotado.

Un omega se había encargado de convertirlo en alguien débil.

¿Por qué no lo desapareció desde el primer día? Se hubiera ahorrado bastantes problemas.

Ahora, cada vez que lo veía, se sentía incapaz de alejarse del dulce aroma a lavanda. Quería estar acostado en las piernas del omega mientras sentía esas manos suaves tocar su cabello.

Pero tenía que dejar de pensar en Yoichi de esa forma, todavía estaba molesto después de verlo hablar tan cálidamente con Ness, así que no quería saber nada de ninguno de los dos.

Hasta que llegó la tarde, donde el atardecer se apreciaba desde la ventana. Kaiser escuchó a alguien tocar la puerta y podía jurar que hasta podría reconocer la manera de tocar de Yoichi, porque supo al instante de quién se trataba.

¿Ese omega no iba a rendirse? 

Siempre trataba de ser amable y tratando con amor a cualquiera. Cuando recordaba la sonrisa de Yoichi dirigida al idiota de Ness solo le provocaba más asco que nunca; Aun así, se levantó para abrirle la puerta.

—Kaiser, ¿estás ahí? —se escuchaba desde el otro lado, como siempre la voz de Yoichi era hermosa para sus oídos.

Tómalo ahora, es nuestro omega.

Otra vez esa estúpida voz. Maldito alfa.

Kaiser abrió la puerta y de nuevo se topó con esa mirada que parecía ser tan pura y llena de amabilidad.

—¿Qué quieres? —preguntó con frialdad.

—Solo estaba preocupada —dijo tratando de acercarse a Kaiser—. En la mañana no terminaste tu desayuno y estabas bastante enojado, ¿puedo saber por qué? 

Kaiser retrocedió sin saber qué responder, él lo estaba preguntando de manera inocente y genuina, eso era algo que agarraba al Alfa desprevenido, ¿qué debería decirle?

—Eso… eso no te importa —dijo a punto de volver a cerrar la puerta, pero Yoichi lo detuvo.

—¡Espera! —exclamó— el joven Ness y yo queríamos preparar la cena, deberías unirte a nosotros, ¡será divertido!

Mierda, otra vez lo mismo comenzaba a irritar a Kaiser, ni sabía cómo aguantar tanta sobrecarga de ira en su cuerpo. Los malditos celos eran un infierno.

No dejes que ese estúpido se lleve al omega.

—Que se pudran ustedes dos —dijo y esta vez cerró la puerta en la cara de Yoichi.

Y conociéndolo, seguramente se terminó sintiendo mal a ese rechazo, pero Kaiser no se arrepentía, era su merecido por pasar tiempo con otro Alfa.

Al final, una vez más comprobó que todos los omegas son fáciles por naturaleza, apenas ven otro alfa y ya corren desesperados a él por un poco de atención. Yoichi era esa viva definición de omega y no dudaba que en aquel burdel posiblemente haya sido el más popular por esa razón.

Le dio otra calada al cigarrillo para después volver a expulsar todo el humo, se sentó en el sillón mientras miraba el techo. Lo único que podía hacer era fantasear todo tipo de escenarios con Yoichi.

Through the Dark 《 kaisagi • kiis 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora