Capítulo veinte.

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+18 al principio.

•••

El agua de la ducha caía por el cuerpo desnudo de Yoichi, mientras que Kaiser, apreciaba cada parte de la suave piel de su omega. No apartó su vista de él en ningún momento. 

Era hermoso y se volvió adicto a verlo, tocarlo y saborearlo.

Yoichi que estaba recostado contra la pared y sus caderas levantadas para que Kaiser pudiera ver mejor su trasero, gimió esperando una acción por parte del mismo. Kaiser envolvió sus manos en la cintura de Yoichi, viendo cómo su agarre encajaba a la perfección, como si él hubiera sido creado solo para Yoichi.

—Kaiser, hazlo ya —susurró algo necesitado—. Si lo haces, consideraré perdonarte.

El alfa se rio. —¿Quién te entiende? Hace unos minutos seguías enojado conmigo —dijo posando su pene en la entrada del omega—. Pero bueno, cada vez que estés de mal humor, ya sé lo que necesitas.

Yoichi gimió sintiendo cómo Kaiser entraba poco a poco en su interior, otra vez encantado con la sensación de estar lleno por ese gran miembro. Nada se comparaba con eso, aunque quisiera negarlo. Fue hermoso sentirse conectado con Kaiser.

—Dios, esto es… —Yoichi puso los ojos en blanco en cuanto Kaiser comenzó a moverse.

—Maldita sea, Yoichi —maldijo soltando un gruñido—. ¿Por qué eres tan adictivo? —comenzó a dejar mordidas en la espalda del omega mientras seguía dando embestidas —. Cada vez que estoy dentro de ti es como ir al cielo.

El omega no respondió, lo único que hacía era soltar gemidos y balbuceos difíciles de entender.

Cada beso o toque del alfa lo estaba volviendo loco y el placer se incrementó cuando Kaiser de repente agarró los pechos del omega para masajearlos a su gusto. Entonces, entre las embestidas, el agarre y los mordiscos en sus hombros, sintió que estaba cerca.

—¡A-alfa! —gimió con un par de lágrimas en los ojos.

Kaiser siguió con sus toques, que de a poco iban siendo mucho más agresivos, al igual que sus embestidas, porque por más que intentaba ser un buen Alfa. Cuando estaba dentro de Yoichi, solo lograba perder la cabeza.

—¡Dios, Yoichi! —gimió—. Te amo, te amo —replicó varias veces, haciendo que el corazón del omega comenzará a latir con fuerza, sintiendo la calidez en las palabras de Kaiser.

Yoichi cerró los ojos disfrutando cada uno de los «te amo» que le daba Kaiser, entendió lo amado que era por su Alfa. Podía sentirlo en cada beso, en cada caricia, en cada embestida. ¿Por qué su corazón se ponía alegre de solo pensarlo?

—Kaiser, yo… ——Intentó hablar, pero las palabras no salieron.

No sabía qué era lo que quería decir exactamente, las palabras no llegaban a sus labios. No sabía qué estaba pasando con él.

—Yoichi, de verdad… Te amo tanto.

¿Qué debería responderle? 

De nuevo no pudo decir nada.

Mientras que Kaiser esperaba escuchar la respuesta más que nadie.

Después de terminar su noche de sexo en la ducha, Yoichi se recostó más tranquilo en la cama a lado de Kaiser y hasta dejó que lo abrazara. Yoichi sonrió disfrutando ser la cuchara pequeña, se sentía muy protegido en los brazos del alfa, algo difícil de creer, pero así era. 

—Yoichi —susurró en el oído del omega.

—¿Qué sucede, Kaiser?

El alfa suspiró frunciendo el ceño. —Deja de llamarme con mi apellido, es molesto —dijo de una vez—. Ya somos pareja, eres mi compañero de toda la vida. ¿Por qué no me dices, Michael? 

Through the Dark 《 kaisagi • kiis 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora