Mientras Jesús y Ellen caminaban por el parque, Jesús, algo nervioso, decidió enfrentar la pregunta que tenía en la mente desde hace un tiempo. Se detuvo un momento, respiró hondo, y mirando a Ellen le preguntó:
—"Oye, Ellen... Si en el futuro vamos a casarnos... ¿crees que deberíamos empezar a ser algo más que amigos ahora?"
Ellen, que hasta ese momento había estado disfrutando de la caminata, se detuvo y lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión. No pudo evitar sonrojarse un poco, pero no lo dejó notar demasiado.
—"¡No seas idiota, Jesús!" —respondió mientras le daba un ligero golpe en el brazo—. "Si vamos a casarnos, ya somos novios, ¿no crees? No tienes que andar preguntando esas cosas tontas."
Jesús se quedó en silencio por un segundo, procesando las palabras de Ellen. Luego, una sonrisa se dibujó en su rostro. Sin decir más, ambos comenzaron a caminar tomados de la mano, como si esa declaración hubiera aclarado lo que ambos sentían el uno por el otro. Ellen, aunque intentaba mostrarse seria, estaba claramente feliz, aunque trataba de ocultarlo.
Mientras caminaban juntos, compartiendo pequeñas sonrisas y charlas ligeras, de repente vieron a Francisco en la distancia, con su infaltable carrito. Lo curioso era que, hace solo media hora, él había estado vendiendo "queques". Ahora, para sorpresa de ambos, Francisco había cambiado nuevamente su mercancía y ahora vendía churros.
—"¡No puede ser! ¿Qué está vendiendo ahora?" —exclamó Ellen con incredulidad.
Jesús, soltando una carcajada, decidió acercarse a su amigo para preguntarle directamente.
—"Francisco... ¿qué pasó con los queques? ¿Y ahora por qué vendes churros?" —le preguntó Jesús entre risas.
Francisco, con la misma seguridad de siempre, les mostró los churros recién hechos y respondió:
—"No son churros normales, wey. Estos se llaman 'churrillos'. Son lo nuevo, el siguiente paso en la evolución del snack callejero. El negocio tiene que innovar, siempre."
Jesús y Ellen intercambiaron miradas, claramente divertidos, mientras Francisco les ofrecía un par de churrillos.
—"¿Quieren probar? Están fresquitos," —les dijo Francisco con una gran sonrisa.
—"Está bien, pero si mañana vienes con otra cosa, no te lo perdonaré," —dijo Jesús, aún riendo, mientras aceptaba el churrillo.
Ellen, divertida y ahora más relajada, tomó la mano de Jesús nuevamente mientras ambos caminaban con sus churrillos, disfrutando del momento. Pero, aunque el día parecía tranquilo, ambos no podían sacudirse la sensación de que, en algún momento, algo o alguien podría aparecer para complicar las cosas. Y en el fondo, la sombra de Denise no había desaparecido por completo.
Después de un rato, mientras Jesús y Ellen seguían caminando por el parque, apareció Kanjuro, quien acababa de terminar de cerrar el café. Con una sonrisa astuta, los vio de lejos tomados de la mano y se acercó con calma, sin decir una palabra al principio. Al llegar junto a ellos, se cruzó de brazos, observando la escena con ojos nostálgicos.
—"Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí?" —dijo Kanjuro con una sonrisa pícara, claramente sabiendo lo que estaba pasando entre los dos.
Ellen, al ver a su padre, soltó rápidamente la mano de Jesús, poniéndose roja de vergüenza.
—"¡Papá! ¿Qué haces aquí?" —preguntó, intentando sonar tranquila pero claramente incómoda por la situación.
—"Oh, solo salí a dar una vuelta después de cerrar el café," —respondió Kanjuro, sacando su billetera del bolsillo con una sonrisa—. "Pero no podía dejar pasar este momento."
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ELLEN JOE AMOR IMPOSIBLE ¿O NO? (historia no fiel al juego(
Novela JuvenilATENCION aquí no tomo en cuenta los acontecimientos del juego así que no se molesten