la boda

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Cuando llegaron a México, apenas unas horas antes de la boda, Ellen esperaba ansiosa la llegada de Jesús. Al ver a su futuro esposo, lo primero que notó fue su piel, roja como un tomate debido a las largas horas que pasó amarrado bajo el sol en Las Vegas.

— Ellen: "¿Por qué mi novio está rojo como un tomate?" —preguntó, con una mezcla de preocupación y confusión en su voz.

Francisco y Grace intercambiaron miradas nerviosas, sabiendo que sería difícil explicar todo lo que había ocurrido en Las Vegas sin levantar sospechas.

— Francisco: "Ah... bueno, tuvimos un pequeño... desvío en el viaje. ¡Nada grave, eh! Solo... un poco más de sol de lo planeado." —intentó decir con una sonrisa incómoda.

— Grace: "Sí, sí. No fue nada. Solamente... cosas de último minuto. Pero aquí estamos. ¡A tiempo para la boda!" —agregó, intentando cambiar de tema rápidamente.

Ellen frunció el ceño, claramente no convencida por sus respuestas. Se acercó a Jesús y le acarició la mejilla, sintiendo el calor de su piel.
— Ellen: "¿Estás bien, amor? ¿Te sientes bien?"

Jesús, aunque algo avergonzado, sonrió al ver la preocupación en el rostro de Ellen.
— Jesús: "Estoy bien, solo fue un día largo... Pero no te preocupes. Estoy listo para casarme contigo. Eso es lo único que importa ahora."

Ellen lo abrazó, suspirando aliviada.
— Ellen: "Bueno, mientras estés bien... Pero quiero saber qué pasó después de la boda, ¿eh?" —dijo con una sonrisa traviesa.

Francisco y Grace soltaron una risa nerviosa.
— Francisco: "Eh... sí, claro, después te contamos todos los detalles."

Con solo unas horas para la ceremonia, se apresuraron a los preparativos finales, aliviados de haber llegado a tiempo. La aventura en Las Vegas quedaría como una anécdota increíble, pero por ahora, lo único que importaba era la boda.

El momento tan esperado de la boda finalmente llegó. Jesús y Ellen, radiantes de felicidad, se dieron el beso que sellaría su compromiso para siempre. Los invitados aplaudían emocionados, y el ambiente estaba lleno de alegría. Francisco, al ver la escena, recordó que aún faltaba entregar el regalo especial que él y Grace habían preparado para la pareja.

— Francisco: "Voy por el regalo, espérenme aquí." —dijo con una sonrisa, mientras se dirigía al auto.

Grace lo acompañaba, compartiendo una mirada cómplice. Sin embargo, cuando Francisco abrió la cajuela del auto, su cara cambió de inmediato al ver algo que nunca esperó: ¡el chino! El mismo chino que él había visto caer por un precipicio en Las Vegas, estaba ahí, sentado tranquilamente entre maletas y cajas de regalo, mirándolos con una sonrisa inocente.

— Francisco: "¡¿Pero cómo...?! ¡Te vi caer por un precipicio!" —exclamó, aún tratando de procesar lo que veía.

El chino, como si nada, se encogió de hombros y dijo en español:
— Chino: "Yo también pensé que caía, pero bueno, aquí estamos, ¿no?"

Grace se llevó una mano a la frente, sin poder creerlo.
— Grace: "Esto no puede estar pasando... ¿Cómo sigues aquí? ¿Y cómo demonios sobreviviste a esa caída?"

El chino soltó una risa juguetona.
— Chino: "Es mi pequeño secreto."

— Francisco: "Bueno, esto es increíble..." —dijo Francisco, cerrando los ojos por un segundo, aún incrédulo. "No puedo ni imaginar lo que pensará Ellen si se entera que llevamos a un chino perdido en la cajuela a su boda."

Grace, ya resignada a la extraña situación, suspiró y dijo:
— Grace: "Bueno, al menos tenemos el regalo aquí también. No dejemos que esto arruine el momento."

Entre risas y confusión, Francisco y Grace tomaron el regalo, mientras el chino se acomodaba en el asiento trasero, como si fuese parte de la boda. Al regresar al salón, Francisco entregó el presente a Jesús y Ellen con una sonrisa tensa.

— Francisco: "Aquí está su regalo... y, eh, también trajimos una 'sorpresa' especial." —dijo, señalando hacia el chino que los seguía de cerca.

Jesús y Ellen miraron al chino, completamente confundidos, mientras Francisco simplemente se encogía de hombros.
— Jesús: "No voy a preguntar..." —dijo, entre risas. "Supongo que las sorpresas de Las Vegas no se quedan en Las Vegas."

Y así, la boda continuó con risas y una historia que todos recordarán por mucho tiempo, incluida la aparición inesperada de un misterioso chino que, de alguna manera, siempre encontraba la forma de estar presente en los momentos más extraños.

FIN! O al menos hasta que suba las aventuras de Ellen y Jesús con las bendiciones

ELLEN JOE AMOR IMPOSIBLE ¿O NO? (historia no fiel al juego(Donde viven las historias. Descúbrelo ahora