Dificil realidad/ el diente

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El tiempo pasó, y Ellen Joe se había acostumbrado a la vida en casa con Kanjuro. Aunque se sentía segura, algo dentro de ella deseaba más. Cada mañana, mientras jugaba o miraba por la ventana, veía a los niños del pueblo caminando juntos, todos vestidos igual, con mochilas a la espalda, hablando y riendo entre ellos. Ellen los observaba con curiosidad, preguntándose a dónde iban.

Una mañana, mientras desayunaba con Kanjuro, no pudo contener su curiosidad.

-"Papá," -dijo Ellen, mirando por la ventana-, "¿A dónde van todos esos niños? ¿Por qué se visten igual y llevan mochilas?"

Kanjuro la miró y luego siguió la dirección de su mirada. Comprendió rápidamente.

-"Van a la escuela, Ellen. Es donde los niños aprenden a leer, escribir y muchas otras cosas."

Ellen lo miró fijamente, sus ojos brillaban de emoción.

-"Quiero ir también, papá. Quiero aprender y estar con otros niños."

Kanjuro se quedó en silencio por un momento. Sabía que inscribirla en la escuela no sería sencillo. La gente del pueblo aún la veía con desconfianza, y no sabía cómo reaccionarían si Ellen asistía. Pero también sabía que no podía mantenerla encerrada en casa para siempre. Así que, con el corazón pesado pero decidido, comenzó a investigar cómo inscribirla.

Después de algunos días de hablar con los maestros y directores, finalmente logró que Ellen fuera aceptada en la escuela. Kanjuro sabía que sería difícil, pero también sabía que Ellen tenía derecho a intentarlo.

El primer día de clases, Ellen estaba emocionada pero nerviosa. Se vistió con el uniforme escolar, aunque seguía teniendo su cola de tiburón y los dientes afilados. Al llegar a la escuela, trató de encajar con los otros niños, pero las miradas que recibió fueron las mismas que cuando había salido a la calle por primera vez.

Los otros niños la observaban de reojo, susurrando entre ellos. Algunos incluso se alejaban cuando ella se acercaba. Ellen intentó acercarse a un grupo, pero ellos rápidamente se dispersaron. Con el corazón roto y sin entender por qué no la aceptaban, Ellen se escondió detrás de la escuela, donde las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

Mientras lloraba en silencio, una voz familiar la sacó de sus pensamientos.

-"Hey, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras?"

Ellen levantó la vista y vio a Jesús, el mismo niño que había conocido aquel día, solo que esta vez estaba completamente limpio, con su uniforme impecable y una sonrisa en el rostro.

-"Jesús..." -murmuró Ellen, sorprendida. No esperaba verlo allí, y mucho menos tan distinto a cuando lo había conocido.

-"¿Por qué no te había visto antes?" -preguntó Ellen, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano. Aún no entendía por qué él no había estado con los demás niños en días anteriores.

Jesús, con una expresión divertida y un toque de sarcasmo en la voz, respondió:

-"Oh, ya sabes... se me hizo tarde. Es un problema que tengo," -dijo con una sonrisa fingidamente apenada, aunque su tono dejaba claro que estaba bromeando.

Ellen no pudo evitar sonreír a pesar de su tristeza. Jesús siempre parecía tener una manera de hacerla sentir mejor.

-"No deberías llorar, Ellen. A veces, a la gente le toma tiempo entender cosas que no conocen. Pero yo ya sé quién eres, y me alegra que estés aquí," -dijo él, sentándose a su lado.

Ellen lo miró, sintiéndose un poco mejor.

-"Pero... no quieren estar cerca de mí. Me ven como un monstruo."

ELLEN JOE AMOR IMPOSIBLE ¿O NO? (historia no fiel al juego(Donde viven las historias. Descúbrelo ahora