⤹ 💕⸙⋆.ೃ࿔*:・☆✧˖°⋆.˚
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Desde el primer grado, Mía, Camila y Feli eran inseparables. Compartieron risas, secretos y travesuras, creando un lazo tan fuerte que parecía indestructible. A medida que crecieron, su amistad floreció, pero también se volvió más complicada, especialmente cuando Mía y Camila comenzaron a verse de manera diferente.
—Camila me confesó que le gustaba— le contó Mía a Feli un día, nerviosa. Estaban sentadas bajo su árbol favorito en el parque donde siempre pasaban las tardes. —No sé... me pidió que fuéramos novias, y no pude decirle que no. La quiero mucho, pero...
—¡Ay, qué lindo! —exclamó Feli, sin notar la incomodidad de Mía. —Seguro que harán una linda pareja.
Lo que Feli no sabía era que Mía aceptó solo por no romperle el corazón a Camila. No estaba enamorada de ella, pero el cariño que le tenía era sincero. Con el paso del tiempo, la relación entre Mía y Camila se hizo más complicada. Camila estaba feliz, pero Mía sentía que le faltaba algo. Ese "algo" no tardó en revelarse cuando se dio cuenta de lo que realmente sentía por Feli.
Cada mirada de Feli, cada risa compartida, cada momento juntas, hacía que Mía se diera cuenta de que su corazón no latía por Camila, sino por su mejor amiga.
—Feli... —pensaba a menudo, observándola desde lejos mientras Feli bailaba, con esa energía que siempre había tenido, pero que ahora parecía más magnética que nunca.
El dolor de Mía se intensificaba porque Feli no tenía idea de lo que ella sentía. De hecho, Feli parecía estar interesada en alguien más.
—¿Sabés quién me gusta? —le dijo Feli una tarde, sin imaginar el impacto de esas palabras. Mía fingió una sonrisa, aunque su corazón se encogía.
—Contame—respondió, intentando sonar casual.
—Valeria, la chica nueva del grupo de baile—confesó Feli, sus ojos brillando con emoción. —Es tan increíble, Mía... siento que podría ser algo especial.
Cada palabra era una puñalada para Mía, pero Feli no lo notó. ¿Cómo podría? Para Feli, Mía siempre había sido su mejor amiga, su confidente. No podía imaginarse que Mía estuviera enamorada de ella.
El tiempo pasó, y Mía se encontraba cada vez más atrapada en sus sentimientos. No podía romper con Camila porque no quería lastimarla, y tampoco podía confesarse a Feli porque Feli estaba obsesionada con Valeria. Era un círculo vicioso de silencios y emociones no correspondidas.