Día 17. La Serpiente y el Dragón

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Hola!!

Okey, quiero hacer la aclaración de que este shot no es Jacemond, pero es una continuación (mejor dicho spin off) de lo que Qyle le enseño a Jace en la cena que tuvieron antes de su boda con Aemond. Así que este shot no es de la temática de ninguno de los otros días, pero no se preocupen, despues de esto, seguimos con la programación habitual :D

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Los Jardines acuáticos de Dorne son bien conocidos por todo el reino, se contaba la historia sobre cómo fueron mandados a construir por el príncipe Maron Martell, como regalo de bodas a la princesa Daenerys Targaryen, se sabía de la belleza de estos, aunque pocos sabían que estos eran solo una réplica de los Jardines originales.

Los Jardines Originales eran muchísimo más ostentosos, con detalles labrados por los más expertos artesanos, eran completamente privados y habían sido construidos en una isla a la que la única forma de llegar era a lomos de dragón, o mediante un intrincado sistema de puentes que no estaban a la vista de cualquiera, habían sido construidos para ser casi imperceptibles entre el desierto de Dorne; los Jardines fueron un regalo del príncipe Qyle Martell para su amado rey Jacaerys Targaryen, era una muestra tangible del gran amor que sentía por el omega regente de los siete reinos.

Todo había comenzado hace mucho tiempo atrás; fueron muchos los cuervos que llegaron a Sunspear, misivas enviadas por el príncipe Jacaerys Velaryon dirigidas al príncipe Qoren Martell, padre de Qyle. Debió ser un número enorme de misivas que el príncipe había enviado solicitando una audiencia que seguramente su padre se terminó enfadando y aceptó otorgarle una audiencia en el palacio de los Martell.

Qyle llegó a leer algunas de esas misivas, básicamente el príncipe se presentaba como príncipe heredero y futuro rey regente y era su deseo conocer al "reino hermano de Dorne" para establecer relaciones más estrechas entre ambos. No era un secreto para ellos que incluso a la corte de Dorne habían llegado los rumores sobre el perfecto heredero de la princesa Rhaenyra Targaryen, eso y los claros rumores de bastardía que a Qyle no le importaban en absoluto, pero le causaba intriga conocer al tan afamado "príncipe perfecto".

Él estuvo encargado de escribir y enviar la misiva en la que su padre, Qoren Martell aceptaba recibir al príncipe Jacaerys, únicamente a él con una muy reducida comitiva, Vermax el dragón de Jacaerys, dos doncellas que lo ayudaran con su arreglo personal y se encargaran de llevarle sus alimentos, su escudo juramentado y un dragonkeeper que se encargaría de alimentar al dragón del príncipe y mantenerlo calmado.

Pasaron tal vez dos lunas después de haber enviado la misiva cuando a las fronteras de Dorne arribó una pequeña comitiva que acompañaba a las doncellas y al dragonkeeper que el príncipe había seleccionado, Qyle había presenciado como habían seguido al pie de la letra las instrucciones dadas, los carretones que llevaban únicamente transportaban los artículos personales del príncipe y sus ropajes, algunos libros y montones de papiros, la comitiva completa era extensa porque llevaban varios carretones, así que como hospitalidad los recibieron, alimentaron y dejaron que sus caballos descasaran antes de que emprendieran el viaje de vuelta, después de eso, agradecieron las atenciones y solo la pequeña comitiva aprobada continuo avanzando hacia el palacio de Sunspear.

Un día después de eso, la sombra de un dragón se alzó por Sunspear, Qyle lo miraba desde uno de sus jardines, contra la luz del sol, las escamas del dragón lucían tan verdes como las rocas que en ocasiones se encontraban en las minas de Dorne, granates tan verdes que fácilmente brillaban más que las sosas y aburridas esmeraldas, tenía una sombra majestuosa y aunque sabía que no era el dragón más grande, era bellísimo, además de un rugido que imponía y se escuchaba rompiendo el silencio del desierto.

Qyle estaba bastante intrigado, no lo iba a negar, cuando vio al príncipe descender de su dragón junto con su escudo juramentado, la curiosidad que ya sentía por él se había acrecentado exponencialmente; definitivamente no tenía la típica apariencia valyria, aunque era seguro que la sangre de dragón corría espesa por sus venas, había heredado una belleza envidiable y el porte que tenía sin duda era atrayente, casi hipnótico.

Jacemond Fest 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora