Moon, mi segundo primer amor (JIN)

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Una parte de mí estaba agradecida con el destino, pero otra no... ¿Saben por qué? Pues es simple: no entiendo cómo no me pude enamorar de él antes de salir con el tonto de Seo.

Jin es todo lo contrario a él. No negaré que Seo era bueno conmigo, pero nunca supo cómo defender nuestro amor; y sobre todo, no lo supo respetar.

Mientras los días y meses pasan, caí en cuenta de que realmente Jin era como ese primer amor, pero en este caso, era mi segundo primer amor. A este punto puedo decir que ya no odio a Changbin; solo le tengo respeto por todo lo que pasamos, pero no más. Mi depresión se fue casi en su totalidad; Jin realmente ha sido ese vínculo entre la locura y la cordura, esa luz que mi vida necesitaba en una tormenta sin fin.

Jin: hola preciosa, es hora de levantarnos

Minji: No, porque, no quiero

Jin: si, quieres, ¿sabes porque? porque hoy nuestros abuelos se casan y somos los testigos

Minji: Aishh, no me dejan ser feliz en mis vacaciones

Jin: nuestras vacaciones amor

Me giré sobre mi cuerpo para quedar frente a él. Lo miré fijamente, le acaricié las mejillas y, luego, le di un beso. 

Jin: amo amanecer con esos besos tuyos

Minji: Y yo amo estar junto a ti.

Dicho esto, me subí sobre él, y nuestros labios se encontraron en un beso lento y apasionado. No había prisa, solo el deseo de disfrutar cada instante, sin la preocupación de ser juzgados por nadie. Sus manos exploraron mi cuerpo, una de ellas se posó en mi trasero, masajeándolo suavemente, lo que provocó un pequeño gemido de mi parte, que escapó en sus labios.

Mientras continuaba acariciando mi trasero con una mano, la otra se aventuró a recorrer mi espalda, enviando oleadas de placer por todo mi ser. Sentí el bulto de mi amado bajo mí, y una chispa de picardía me impulsó a provocarlo, moviendo mis caderas con sutileza.

Nuestros besos comenzaron a dejar los labios; sus labios ardientes se deslizaron por mi cuello, mientras empujaba mi cabeza hacia atrás, dándole acceso libre a esa zona tan sensible. El ambiente se llenó de una mezcla de pasión y ternura, creando un momento que parecía suspendido en el tiempo. 

Jin: ahh...amor, ¿sabes bien como provocarme verdad?

Minji: ¿Yo? no cariño, mi intención, no solo es provocarte -dije con picardía-

Jin: tranquila que de esta no te salvas cariño.

Con un movimiento delicado, su mano se aventuró hacia mis piernas. La sensación de su piel contra la mía era electrizante; un contraste entre la calidez de su toque y la suavidad de la tela que nos separaba. A medida que sus dedos exploraban, me sentí envuelta en una mezcla de  deseo.

Al llegar a mi entrada, su mano se detuvo un momento, como si buscara mi aprobación silenciosa. Luego, comenzó a ofrecerme un leve masaje sobre mi ropa interior. Era un gesto tierno y provocador al mismo tiempo. Con un gesto decidido, subí la camisa de Jin con mis manos, sintiendo la suavidad de su piel al descubierto. La tela se deslizó sin esfuerzo, cayendo cerca de la ventana, donde la luz de la mañana se filtraba suavemente, creando un halo alrededor de su figura.

Jin, con su mirada traviesa, comenzó a explorar mi vestido de dormir con las yemas de sus dedos, deslizándose suavemente por la tela. Cada toque provocaba una chispa en mi piel, haciéndola erizarse ante su contacto. Regresó a mi intimidad, sus dedos aventureros se deslizaron bajo la tela de mis bragas. Jugaba con mi clítoris en círculos, y un gemido incontrolable escapó de mis labios. Su sonrisa se amplió al escucharme, disfrutando del efecto que tenía sobre mí.

Jin: ¡Hey! Amor, tranquila, no vaya a ser que nuestros abuelos nos escuchen —dijo Jin, su tono juguetón contrastando con la intensidad del momento.

Minji: Amor, esto se disfruta, no se oculta —respondí con una sonrisa pícara, sintiendo cómo el deseo crecía entre nosotros.

Con  audacia, bajé de encima de él,  desabroche y baje su pantalón y bóxer, revelando su notable erección. Dios, era tan increíble; jamás me cansaría de él.

Repetí la acción que había realizado previamente con su camisa, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío. Con un movimiento rápido, bajó mis bragas, dejando al descubierto mi piel ardiente. En un instante, me cargó con fuerza y me sentó a horcadas sobre él, su erección rozando mi trasero. No pude evitar sonrojarme ante sus toques; era como si cada parte de mí estuviera destinada a ser tocada por él.

Jin: ¿Estás lista?

Asentí lentamente, sintiendo cómo el corazón me latía con fuerza en el pecho. su mirada fija en la mía mientras lentamente comenzaba a penetrarme. Un gemido involuntario escapó de mis labios al sentirlo entrar en mí, llenándome por completo. Era una mezcla perfecta de placer y deseo; cada centímetro que avanzaba me hacía perderme más en el momento.

Comenzó a moverse dentro de mí con un ritmo lento pero constante, permitiendo que el placer se construyera en nuestro interior. Cada embestida era profunda y poderosa, haciendo que mis caderas respondieran instintivamente a su movimiento.

Con un movimiento ágil, me empujó suavemente hacia atrás sobre la cama. Mis cabellos se esparcieron sobre las sábanas mientras él se posicionaba sobre mí. Sus labios descendieron por mi cuello, dejando un rastro de besos húmedos que me hicieron suspirar de placer, se posicionó entre mis piernas, su mirada fija en la mía mientras lentamente comenzaba a penetrarme. 

La habitación resonaba con nuestros gemidos y suspiros mientras nos perdíamos el uno en el otro. La conexión entre nuestros cuerpos era intensa; cada roce y cada embestida nos acercaban más al clímax.

Sentí cómo el placer alcanzaba su punto máximo; mis músculos se tensaron mientras me entregaba completamente a la ola de sensaciones que me envolvía. Con un último empuje profundo, Jin también alcanzó su clímax, llenándome con su calor.

Minji: Gracias amor, Te amo mi lunita.

Jin: y yo te amo a ti preciosa. 

Nos quedamos así por un momento, respirando entrelazados mientras nuestras almas parecían fusionarse en ese instante perfecto. En ese rincón del mundo, solo existíamos nosotros dos: atrapados en una burbuja de amor y deseo.