Parte 1 - Malas Calificaciones

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—Enzo! Dale que se te enfría el café!

—Ya voy!

El morocho bajó las escaleras corriendo, acomodándose el buzo, con la mochila colgando de un brazo y la campera hecha un bollo abajo del otro.

—Todos los días lo mismo che!

—Bueno má, me quedé dormido.

—Por pelotudear con el celular hasta tarde! Dale, sentate y metele que no vas a llegar.

Enzo resopló mientras se sentaba y comenzaba a ponerle azúcar a su café.

—Aparte quería hablar con vos...

—Fo! No sé qué te habrá dicho la chusma de la vecina, pero yo no hice nada esta vez.

—La chusma de la vecina no me dijo nada. Recibí tus notas del primer trimestre.

En la cocina se hizo un silencio. Enzo no despegaba la vista de su taza. Su mamá lo miraba expectante.

—No vas a decir nada?

—¿Reprobé muchas?

—Cinco.— su vista estaba fija en la cara de su hijo, como intentando que dijera algo más.

—Mejoré la conducta, ¿no?

—Enzo...— su voz salió un poco cansada. Resignada.— No quiero que pase lo mismo que el año pasado.

—No voy a volver a repetir— dijo convencido.

Su madre no respondió. Miró hacia abajo, acomodó unas arrugas que había en el mantel, como haciendo tiempo mientras ordenaba las palabras que necesitaba decir.

—Mirá, yo entiendo que el año pasado fue un año de mierda y que tu cabeza estaba en otra cosa... Con todo lo de tu padre...

—Ni me lo nombres a ese.— interrumpió, haciendo una mueca de fastidio y cerrando el puño. Su madre lo ignoró y continuó hablando.

—Enzo, ¿sabés lo que me costó convencer al director para que mantengan tu beca a pesar de que repetiste? Le pedí que te entienda, que te de otra oportunidad. Le juré que ibas a mejorar este año.

—Bueno, si me sacan la beca vuelvo a la escuela anterior, ¡qué tanto!

—¿Y otra vez cambiarte de colegio? ¿Empezar de nuevo a esta altura del año? ¿Vos pensás que eso sería más fácil que simplemente ponerte a estudiar?

El chico levantó los hombros, sin querer aceptar que su madre tenía razón.

—Además... Si te quitan la beca, y volvés a tu escuela anterior, vamos a necesitar plata para el colectivo también, porque queda mucho más lejos. Yo estoy re ajustada con la plata. Enzo, ayudame, dale.— suplicó su mamá, apretando la mano de su hijo.— Es sólo aguantar este año para terminar la secundaria.

Cuando escuchó la voz suplicante de su madre Enzo sintió vergüenza. Ella se la pasaba trabajando, haciendo de todo para poder subsistir, y él iba a la escuela a pelotudear y mandarse cagadas.

—Perdoname má— respondió bajito—. Tenés razón. Te prometo que voy a subir esas materias.— Y la envolvió en un abrazo fuerte.

—Gracias, mi vida. Ahora andá, que ya te hice llegar tarde.

























A pesar de pegarse un pique hasta la escuela, Enzo llegó tarde. La reja de la entrada principal estaba cerrada así que pensó en dar la vuelta hasta donde quedaba su aula y pedirle a Leandro que le avise al preceptor, pero eso no hizo falta. El hombre lo vio y le chistó. El chico se dió vuelta preparado para el reto.

Repitente | julienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora