capitulo 35

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JEON ;

Me detengo en la entrada del Hotel y Zee y yo salimos del auto . Le tiro las llaves al aparcacoches, que se queda mirando el
auto con la boca abierta.

—No golpees nada —le dice zee
.
—¡No señor! —dice,

y casi espero un saludo.

—Vas a poner nervioso al chico —

le digo a Zee  mientras atravesamos las
puertas dobles del hotel de lujo y nos dirigimos a la sala de desayunos.

Nos detenemos en el puesto de la anfitriona y observo la gran sala en la que, incluso por  su tamaño, consiguen que las mesas parezcan privadas.

—Señor, ¿puedo ayudarlo? —

pregunta la anfitriona justo cuando veo la parte posterior de la cabeza calva de Minho . Me pregunto si es consciente de
que está perdiendo el cabello.

—No, gracias. Encontré a quien estoy buscando.

Zee se encuentra justo en la entrada, y yo me abro paso entre las mesas
elaboradamente dispuestas y los camareros que llevan bandejas de mimosas y
jarras de café plateadas hasta la mesa de Minho . Me sorprende que esté de espalda a la puerta, pero cuando me acerco, su acompañante guarda su teléfono
y me pregunto si me habrá visto antes de que yo los vislumbre.

Jenny Park  La prima de jimin
Minho  se pone en pie y finge esquivar un golpe.

—Vaya, grandulón, ¿estás aquí para terminar el trabajo? ¿Tengo que
llamar a seguridad?

—Siéntate, Park , estás haciendo un espectáculo.

—No querría eso —dice.

No lo entiendo. Es un tonto, pero demasiado. No es real y sé lo suficiente como  para no bajar la guardia.

Jenny , mientras tanto, me observa con ojos de halcón. Cuando vuelvo mi mirada  hacia ella, me dedica una amplia sonrisa y tengo la sensación de que está

acostumbrada a que los hombres la miren. Que tropiecen entre ellos para complacerla. Miro a Minho  y me pregunto si es uno de esos hombres.

Besarse entre primos. No sería la primera vez.

—Escuché que el café es bueno aquí —digo

tomando una silla vacía de la
mesa de al lado y poniéndola junto a la suya. Sin esperar a que me inviten, me siento, y Minho me observa con incredulidad, luego vuelve a sentarse. Levanta
una mano y chasquea los dedos, realmente chasquea los dedos, mientras sus ojos
inexpresivos se fijan en mí.

—Café —dice

cuando se acerca un camarero.

—Felicidades por sus nupcias —dice Jenny , tomando el tenedor para clavar
una fresa y llevársela a su boca con exceso de labial.

—Gracias —le digo

y me dirijo a Minho

—. Me gustaría hablar contigo.

—¿Por qué pedir permiso ahora? Ponte cómodo. —

Aparta su plato de
desayuno a medio comer

—. Tu presencia me ha quitado el apetito.

—Bueno, estoy seguro de que saltarte un trozo de salchicha no te hará ningún daño. —

Él se parece un poco a una salchicha, creo. Una cruda. Rosada y suave

—. Me gustaría hablar a solas.

Él entrecierra los ojos como si tratara de adivinar lo que estoy pensando luego se gira para hacerle un gesto a Jenny  con un movimiento de cabeza
despectivo.

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