capitulo 46

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JEON:

Salgo del ascensor en el 2500 de la avenida  Charles con el sonido
sorprendido de un jadeo de la anciana recepcionista.

—Buenos días, Nora —digo.

Ella ha estado aquí desde que yo
era un niño.

—Jeon ... Señor  Jeon . Nosotros... Su hermano no mencionó...

—¿Está en su oficina? —

Solo hago una breve pausa mientras miro por el pasillo hacia la oficina de la esquina que hobby reclamó cuando me fui.

—Sí, señor. Creo que está... —

Se aclara la garganta

—. Reunido con su
secretaria, pero puedo llamarlo.
Sonrío. Me imagino lo que supone esa reunión.

—Está bien —digo,

dirigiéndome por el pasillo hacia la oficina de hobby
El edificio ha estado en nuestra familia durante los últimos treinta años.
Una adquisición más reciente. Una nueva adquisición. Desde este piso, hobby
dirige la empresa de inversiones. Si no me hubiera marchado, estaría dirigiendo las cosas, pero él está más capacitado para este trabajo y me alegro de que lo maneje

Llego a la pesada puerta de roble y no me molesto en llamar por cortesía. En  su lugar, la abro y entro.

—Hermano —digo.

Hobby  levanta la vista de la tarea que tiene entre manos. Debe de estar administrando  algún tipo de disciplina a su secretaria, que está inclinada sobre
su escritorio, con la falda levantada y las bragas bajadas por las rodillas. Escucho
el silbido de la vara y ella jadea justo cuando cae, intentando levantarse al instante  cuando me ve.

Él coloca su mano en su espalda para mantenerla inclinada  y sonríe.

—Buenos días, hermano. Temprano para ti, ¿no? —

pregunta, sin inmutarse
por mi interrupción, mientras revisa casualmente su trasero en busca de la marca
que, estoy seguro, está apareciendo mientras hablamos.

—Lo es —digo,

y me acerco a la mesa auxiliar, donde tomo la jarra
plateada de café y me sirvo una taza mientras él termina con la mujer.

—Terminaremos esto después de comer, Selene. ¿Cuántos faltan? ¿Seis?

—Sí, señor.

—Puedes retirarte.

—Gracias —dice

la mujer.
Me giro para verla inclinarse torpemente para subir sus bragas y
acomodar su falda lápiz. Sus mejillas están tan rojas como su trasero que pude ver . Recoge con torpeza las carpetas del escritorio de hobby  y sale corriendo por
la puerta.

—No fue mi intención interrumpir eso —le digo

a hobby  que mete un largo
y fino bastón debajo de su escritorio y toma asiento.

—Nada que no pueda terminar más tarde —responde

rodando en su silla
hacia atrás y cruzando el tobillo sobre la rodilla opuesta

—. Selene
probablemente te agradecerá el indulto. Su ortografía es atroz.

—Pero es lo suficientemente bonita como para mantenerla empleada.

—No confío en ella para el trabajo real.

—Por supuesto que no. —

Me siento en el sofá y miro la bulliciosa calle
dándome cuenta de lo mucho que he extrañado Seúl..

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