El Caso se ha reabierto

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I

Lewis Leal
20-10-24

Las Decandentes y Hermosas memorias de un actual médico y escritor que se ha desaparecido del mapa por completo.

Ha decidido dejar todo atrás: Su Amor de la Juventud, Profesión e Hijo Adolescente para ponerse a vagar entre hojas y lugares desconocidos.

Así como antes las cartas eran la única forma de comunicarse pese a la lejanía, hoy día se puede rescatar ese ideal, inclusive se puede tener éxito editorial si se convierten en un Best Seller...

¿Best Seller?

¿Y si le escribo un Best Seller a Selina?

Me encuentro sentado en una pequeña habitación, con las paredes pintadas de un azul que alguna vez me pareció relajante, pero hoy solo me resultan opresivas. El olor a desinfectante me trae recuerdos que preferiría olvidar. Me llamo Lewis y, aunque la razón por la que estoy aquí no importa tanto como lo que siento en este momento, no puedo evitar que mi mente viaje a aquellos días en el hospital.

Los recuerdos son como ecos que retumban en mi cabeza. Las noches interminables rodeado de monitores y tubos, la luz fría que jamás parecía apagarse, y las miradas de tristeza en los rostros de mis seres queridos. Cada vez que pienso en volver a agradecerles por estar ahí, siento que también me están arrastrando de nuevo a ese lugar aterrador.

No quiero volver. Cada vez que los médicos me hablan de un posible ingreso, siento que mi corazón se acelera y un sudor frío me recorre la espalda. He luchado demasiado para salir de ese laberinto de camas y tratamientos que parecían no tener fin. He tomado decisiones difíciles, he enfrentado mis miedos. Pero lo que más deseo ahora es la libertad, la normalidad, incluso con sus imperfecciones.

Mis pensamientos se tornan pesados. Imaginarme de nuevo en una cama de hospital me llena de ansiedad. Quiero escuchar las risas de mis amigos, caminar bajo el sol, sentir el viento en mi cara, sin las restricciones de un entorno clínico. No quiero ser un paciente más, una estadística más. Quiero ser Lewis, con sueños, con temores, pero sobre todo, con la firme decisión de no volver a ese lugar.

Así que aquí estoy, resistiendo la tentación de pensar que todo está fuera de mi control. Estoy decidido a pelear por mi bienestar, a informarme y cuestionar, a buscar alternativas. No volveré a ser internado sin dar la batalla. Mi vida no puede ser definida por cuatro paredes y un gotero. Quiero seguir aquí, en el mundo, luchando y viviendo cada minuto.

Cada vez que cierro los ojos, me encuentro atrapado en un abismo de pesadillas que parecen no tener fin. En una de ellas, me encuentro en un pasillo interminable, las paredes son grises y frías, y cada vez que doy un paso, el sonido de mis pies se silencia, como si el eco mismo tuviera miedo. Al fondo, una sombra se acerca lentamente, una figura que no puedo distinguir del todo. Siento cómo el pánico crece en mi pecho, pero mis piernas no responden. Estoy anclado en el miedo, sin poder escapar.

En otra pesadilla, estoy rodeado de agua. Estoy en un vasto océano, pero el cielo está cubierto de nubes negras y amenazantes. Cada ola que se aproxima lleva consigo una sensación de desesperación. Intento nadar hacia la superficie, pero el agua es densa, como si estuviera hecha de plomo, y no logro avanzar. De pronto, siento algo tirando de mis pies. Las criaturas del mar, oscuras y desconocidas, están buscando atraparme, y cada intento por liberarme solo me hunde más.

Luego está la pesadilla en la que me encuentro en una habitación familiar, pero todo está al revés. Los muebles flotan en el aire, y el tiempo parece haberse detenido. Mis seres queridos están allí, pero sus rostros son borrosos, distorsionados, y sus voces se convierten en gritos de angustia. Intento acercarme a ellos, pero una fuerza invisible me empuja hacia atrás. Solo puedo observar cómo sufren, incapaz de ayudarlos.

Maldita FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora