I
Lewis siempre había sido un observador silencioso de la vida que lo rodeaba, un espectador en el escenario del mundo. Sin embargo, un día, mientras caminaba por un parque, una brisa suave le trajo fragmentos de risas y conversaciones, y de repente, todo a su alrededor comenzó a transformarse. La luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un juego de sombras que danzaban al compás de su corazón. En ese instante, sintió que su vida cobraba sentido como si el telón estuviera a punto de levantarse.
Fue entonces cuando la semilla de la idea germinó en su mente. Lewis se imaginó habitando un mundo donde cada encuentro, cada desencuentro, eran actos y escenas cuidadosamente escritas. La tristeza de sus desamores y las pequeñas alegrías cotidianas tomaron un nuevo significado, guiadas por la pluma imaginativa de Shakespeare. Comenzó a ver a su madre, una figura trágica en su propia obra, perdida entre las expectativas y las decepciones. Su padre, un rey errante, atrapado en un reino de rutina y resignación.
A medida que se adentraba en esta nueva perspectiva, los personajes de su vida se volvieron más vívidos. Las amistades eran comedias que, aunque llenas de humor, también escondían el llanto y el arrepentimiento. Las discusiones con su mejor amiga se convirtieron en duelos verbales dignos de un escenario, donde cada palabra traducía una mezcla de amor y rencor.
Y el tío Andrew era el malvado padre de bando Capuleto que quería matar a Romeo fuese como fuese, no importaba las artimañas que debería de usar.
En sus pensamientos, él mismo se convirtió en un héroe trágico, luchando contra los demonios internos de la duda y la inseguridad. La metáfora del teatro se volvió envolvente, y empezó a imaginar su vida como un monólogo en el que reflexionaba sobre sus decisiones, sus miedos y el inexorable paso del tiempo. Cada día era un acto más en la obra, y cada encuentro, un nuevo diálogo a escribir.
Con cada amanecer, se sentía más como un protagonista atrapado en un drama shakespeariano, donde los amores no correspondidos, las pérdidas y las esperanzas se entrelazaban en una narrativa intensa. Las dudas lo acechaban como espectros, y la sensación de que no podía escapar de su propio destino lo llenaba de una melancolía profunda.
No obstante, dentro de esa tragedia, Lewis también descubrió la belleza del absurdo y la importancia de reírse, incluso cuando la vida parecía imitar a la más sombría de las comedias. Lo único que le tocaba mientras esperaba una visita en el melancólico salón hospitalario, era escribir una obra de teatro como las de Federico García Lorca.
II
Capítulo: El Enredo del Corazón
Acto I: La Confusión de los Corazones
(En un pequeño pueblo de la Inglaterra isabelina, dos jóvenes, Berenice y Lorenzo, se encuentran atrapados en una maraña de malentendidos y deseos. Los dos son amigos desde la infancia, pero el amor, ese caprichoso dios del que todos los mortales ríen y lloran, ha decidido jugar con sus corazones.)
Escena I: El Jardín de las Ilusiones
(El telón se levanta, mostrando un jardín lleno de flores que brillan bajo la luz del sol. Berenice está sentada en un banco, trenzando una corona de margaritas. Lorenzo entra, visiblemente preocupado.)
Lorenzo: (Con gestos exagerados)
¡Ay de mí! Que el amor, cruel tirano, ha puesto en mi pecho una carga más pesada que el plomo. ¿Estará Berenice en la misma tesitura, o es su corazón un barco que navega en mares tranquilos?Berenice: (Con un tono ligero)
Oh, Lorenzo, ¿por qué tan sombrío? La vida es un carnaval, donde el amor danza con locura y la risa se entrelaza con lágrimas.
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Maldita Familia
Mistério / SuspenseLuego de una tragedia familiar, Lewis Leal, un chico de 14 años, se va a vivir con sus tíos paternos. Fue el único superviviente de ese trágico accidente automovilístico; posterior al cual su tío Andrew obtuvo su tutela. Lewis sufre de Asperger, y...