Gracias, Yoshi

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Nota de la autora:

¡Hola gente linda! Quiero contarles que decidí participar del flufftober2024, en parte porque tengo bloqueo de escritura y en parte porque necesito algo de amor en mi vida. Bueno, estas historias son todas del género slice of life y están todas enmarcadas dentro del mismo AU:

🍬Satoru y Suguru llevan doce años juntos. Satoru es profesor y Suguru el sub-director de la escuela (los rumores hablan de un retiro temprano de Masamichi y un posible ascenso de Geto 👀)
🍬Sucedió lo de Toji y Amanai, pero Suguru obtuvo ayuda psiquiátrica y psicológica cuando la necesitó. Haibara no murió.
🍬Satoru y Suguru viven con las gemelas y Tsumiki. Megumi se fue a la escuela, así se evitaba asesinar a Gojo.
🍬Nanami tiene una panadería junto a su novia, Kaori (nuestra querida panadera) y de vez en cuando echa una mano en la academia, ya sea como profesor o como cuidador.
🍬Shoko es la jefa de los médicos jujutsu, vive coqueteando con Utahime e Ijichi, sin decidirse por ninguno 🚬🍷
🍬Haibara era el mejor profesor de la escuela, hasta que en una misión en Hawaii descubrió su nueva pasión: el surf. Se pasa el día en traje de baño, al sol y chismoseando con Shoko por dm.
🍬Tenemos al trio dinámico: Yuuji, Megumi y Nobara. (No confirmaré ni negaré que quizás haya un poco de Itafushi 👀)
🍬Asimismo, nos acompañarán, en algún momento, Yuuta, Maki, Inumaki y Panda. También Masamichi y Utahime
🍬 En resumen, todos son felices. La única pregunta constante en esta serie de historias será: ¿hay una boda en el horizonte? ¡Acompáñame este octubre a descubrirlo! 🥰

PS: Quizás no actualice todos los días y después de un sopetón suba seis capítulos; mis disculpas de antemano.

PS2: Mis longfics no están abandonados 🙏🏻 solo los dejé en el congelador, mientras con este desafío me armo de ánimos para escribirles el final.

Sin más rodeos, les dejo la primera parte del flufftober :3

¡Gracias por leer!

***

El teclado resonaba en la oficina de Suguru con un ritmo mecánico y tedioso, casi como si se tratara de uno de los instrumentos de alguna repetitiva canción. Las palabras en la pantalla se le mezclaban y, cada vez que las releía, menos sentido le hacían. La maldita tesis doctoral que llevaba años en su cabeza debía materializarse en palabras luego; sin que se hubiera dado cuenta, el plazo se le venía encima como un tsunami y, cada vez que miraba un calendario, su pecho se encogía, sus dientes se apretaban y su espalda se tensaba. Pocas veces en su vida había estado así de presionado.

Suspirando como perro, Suguru apoyó el codo en el escritorio y se pasó una mano por el sucio cabello oscuro, tirando del mismo como si eso fuera a aflojar la presión en su cabeza. No sabía si el reloj de la pared marcaba las cuatro de la mañana o las seis de la tarde; apenas se daba cuenta del tiempo. Lo único que sentía era el constante peso en sus hombros y un pensamiento que no lo dejaba en paz: "apresúrate, Geto Suguru".

De pronto, el ruido de su puerta abriéndose estrepitosamente hizo que su cuerpo saltara por un segundo.

—¡Suguru!

Por supuesto que era él. El dueño de esa masculina y despreocupada voz era el único que se atrevería a interrumpirlo de esa forma.

Suguru suspiró y mantuvo la mirada fija en el monitor. El próximo plazo de entrega no le permitía dejarse llevar por la electrizante energía de ese magnético hombre. Si continuaba cayendo en todas las distracciones de Satoru (como llevaba pasándole los últimos meses), no se convertiría en Geto Suguru PhD antes de los cuarenta, y eso se alejaba mucho de los planes que había trazado cuando recién se convertía en hechicero, a sus tiernos quince años.

Sunshine in a jarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora