Mi omamori

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—¡Sensei! ¡Sensei!

Los gritos de Itadori provocaron que Suguru dejara su libro de lado. Cierto, tenía que estudiar para su próximo trabajo de tesis, pero a principio de año les había prometido a los chicos de primero que siempre estaría para ellos, y Suguru no era de romper sus promesas.

—¿Qué pasa, Itadori? —preguntó, mientras le hacía una seña para que se sentara.

Yuuji, sin embargo, estaba demasiado ansioso como para sentarse, dando pequeños saltitos en la puerta de la oficina de Suguru. Este lo notó y sonrió para sus adentros. Esa energía incansable le recordaba a la de su novio.

De pronto, Itadori tomó mucho aire y sentó, suspirando.

—Venía a preguntarle si era verdad lo que está diciendo Kugisaki.

Suguru arqueó una ceja. Así como Yuuji le recordaba a Gojo, Nobara, por lo chismosa, le recordaba a Shoko.

—¿Qué dice Nobara, Yuuji?

—Pues que Maki senpai le dijo que Yuuta senpai le escuchó a Panda contarle a Toge senpai que Nanami sensei no está porque se casó en secreto este fin de semana.

Suguru suspiró. Panda siempre andaba chismoseando sobre sus profesores, aunque, la verdad, la culpa era de Masamichi por no tener filtro y contarle todo.

—Itadori, no es bueno difundir información que viene de...—contó con los dedos—...quinta fuente. El rumor es algo muy poco honorable.

Itadori asintió, enrojecido.

—Por eso vine a preguntarle antes de contarle a Fushiguro —dijo en voz baja.

Geto le sonrió. Satoru también siempre le iba con chismes, tanto cuando eran adolescentes, como en la actualidad.

—Bueno, ya se destapó la olla —dijo, ofreciéndole una de las leches de fresa que siempre guardaba para Satoru—. La verdad es que no se casó, pero si se comprometió y, coincidentemente, su futura esposa le tenía un viaje sorpresa de regalo de cumpleaños. Por eso no ha estado esta semana y creo que no vuelve hasta el próximo lunes.

—Oh.

Suguru lo miró sorprendido. Itadori se veía extrañamente decepcionado.

—¿Todo bien, Yuuji?

—Sí...bueno, no tanto. Es que Nanami sensei iba a llevarnos a la feria este fin de semana.

—¿No pueden ir solos? —Suguru arqueó una ceja —. Los he visto vagar por la ciudad varias veces.

Itadori le sonrió, un poco tímido, mientras abría el cartón de leche.

—Pues...es que queríamos ir al festival de Kawaguchi y como es más fácil llegar en auto...

Suguru apoyó su cabeza en ambas manos y observó a Itadori por un momento, mientras pensaba rápidamente. Por un lado, todavía tenía mucho que estudiar, pero, por el otro, le daba un poco de tristeza que los chicos quedaran colgados. Asistir a un festival era la ocasión perfecta para distraerse de todas las maldiciones y espíritus malignos con los que lidiaban a diario.

—Dame un segundo, Yuuji —le dijo, mientras sacaba su teléfono —Le preguntaré a Satoru si podemos llevarlos.

Comenzó a mensajear al albino:

Estás despierto?

Son las tres de la tarde, obvio que no acabo de despertar.

Ajá. Acabas de despertar.

Bueno, sí. Y justamente estaba pensando en ti ;) Quieres ver?

Sunshine in a jarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora