Capítulo 13 - Gélidos zafiros

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Al terminar la velada Nevra acompañó a Fayna a su habitación, concluyendo en un fuerte abrazo dado por el mayor. La azabache la había pasado de maravilla, tenía que reconocer la elocuencia del hombre y cómo se desenvolvía tan natural con ella; Era él mismo.

Los ámbares tan activos como siempre, se dieron cuenta del cambio de actitud del vampiro con otras personas e incluso con su rol como jefe de guardia; No quería alardear ni crearse ideas falsas ¿Era él mismo o era otra de sus facetas inventada exclusivamente para ella?
Una pregunta que no le comía el sueño, pero deseaba descubrir.

La noche pasó tan rápido con su comienzo y el nuevo día dió paso al llamado que se esperaba recibir de parte de la jefa de guardia. Miiko llamó a Fayna para explicarle la situación que el joven le había contado hace unas horas cuando la luna era dueña del cielo; después de una plática casi idéntica a la anterior, Fayna volvió a aceptar como si no supiera de dicha poción.

- ¿Estás de acuerdo con esto entonces? - La kitsune preguntó nuevamente.

- Claro, si los ayuda y yo no tengo nada que perder, está bien para mi.

- Gracias Fayna, te lo agradezco demasiado. - Miiko puso su mano en el hombro de la más chica. - Puedes retirarte, Nevra te ayudará a realizar la poción, no tienes porque preocuparte.

Tal como dijo la de tres colas, Nevra encontró a Fayna y juntos fueron en busca de los elementos que utilizarían.
El chico se veía algo callado, no era usual en él. 

- ¿Qué es lo que tienes? - Preguntó la mujer. - Siempre estás hablando.

- ¿Osea que hablo mucho? - Rió el vampiro.

- Nunca dije eso, solo digo que es extraño.

- Pues, que sepas que estoy perfectamente, ando pensativo por nada en particular. - Mintió.

- ¿Me lo prometes? - Los ámbares dieron con los violáceos.

- ¡Claro! - Sonrió.

La poción finalmente estaba lista, solo necesitaba reposar una noche

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La poción finalmente estaba lista, solo necesitaba reposar una noche. La aventura a su creación había sido seria y calmada, contrario a la energía que normalmente solía transmitir Nevra, al menos cuando ellos dos estaban en solitario. Aun con esto, Fayna no le dio muchas vueltas al asunto, las cosas no siembre iban a ser asi y la gente tiene humores diferentes, pensó. 

Con las ultimas piezas de su conversación, la azabache entro a su cuarto directo a cambiarse. El día concurrió siendo agotador, estar arriba y abajo para conseguir los materiales le había pasado factura. Cuando se dispuso a quitar su prenda superior fue interrumpida al ver a cierta persona en su cama.

- Al menos podrías avisarme que estabas aquí. - Dijo molesta, casi se desnudaba frente a el. 

- Quería ver cuanto tardabas en darte cuenta. - Rió cuando vió la cara incrédula de la chica. - ¿Cómo te fue con aquel tonto? - Preguntó más serio. - No me digas que te dejas conquistar tan fácil. 

Enamorada de lo peligroso (Eldarya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora