Una misión que cumplir, Fayna, total desconocida en todo ámbito en el mundo de Eldarya y aun así dioses y el mismo Oráculo confían en ella al ser la "elegida". Incluso con grandes convicciones y un fuerte sentido de la justicia el camino por recorre...
El alba atravesaba suavemente las cortinas de la azabache cuyos largos cabellos tomaban gran parte de sus brazos y almohada. No eran más de las 6 am y Fayna abrió un poco los ojos para mirar al sol, perezosamente volteo su cuerpo a lado contrario del ventanal, no poseía gana alguna de continuar con los entrenamientos del moreno con el que había entablado conversación anoche; Sin embargo, todo cambió cuando la fémina recordó que el anterior mencionado iba a encomendarle una misión importante, su primera misión de relevancia.
De un brinco se levantó de la cama para tomar ropa lista para una ducha. Abrió su puerta pasando por ella a toda prisa, al instante de cerrarla y tomar paso hacia atrás chocó con alguien casi cayendo en el acto de no ser por tal persona.
- Cuidado dulzura, alguien tan linda como tú tiene que cuidarse más... - Exclamo coqueto. La de ámbares reconocía esa voz perfectamente.
- ¡Nevra! Gracias... - El joven la había logrado sujetar, pero aun la sostenía por la cintura. – Ya me puedes soltar... -
- O no... - Sonrió mirándola.
- O sí. – Con eso se levantó y se despegó del agarre del azabache. – Tengo que bañarme y tengo prisa, nos vemos Nevra.
- Qué casualidad, yo también voy a tomar una ducha. – Dijo al momento que comenzó a caminar junto a ella.
- Eres un mentiroso...
- No, es verdad, aquí tengo mi ropa. – Levanto su brazo mostrando que, en efecto, había una bolsa con ropa en su interior.
- Igual eres un mentiroso. – Empujó levemente su brazo riendo, el másculo era fácil de llevar a diferencia de Ezarel o Valkyon, solo tenía que ignorar el jueguito de casanova.
- ¡Hey! No es verdad, al menos a ti jamás te mentiría.
- Bueno... Si jamás me mentirías, dime entonces de la misión de... - Se quedó pensativa, estaba a punto de revelar algo que no le habían mencionado con anterioridad. – La misión que estarás con Ezarel, yo también iré.
- Me alegra tenerte en el equipo. – Los ónixs del vampiro miraron los ámbares de la chica en una sinceridad peculiar. – Iremos al pueblo de Hunaland, cerca de este hay un pozo que es muy bien protegido por las Nornas, está dentro del bosque de Myrkvior, le llaman el bosque oscuro. Las Nornas siempre han sido celosas con el pozo, pero últimamente han pasado cosas demasiado extrañas, los habitantes de Hunaland están asustados pues las Nornas son una gran amenaza si decidieran atacar a alguien o al pueblo.
- Ya veo... ¿Podrías contarme bien? – Pidió. – No sé ni que es una Norna...
- Sera para después linda, hay que bañarnos primero. A menos que... quieras bañarte conmigo, en ese caso podría contarte más...
- No gracias, te esperare.
- Entonces te veo en unas horas pequeña. - Guiñó su ojo, bastante extraño para una persona que tiene un parche en el otro.
Fayna tomo su ducha sin más obstrucciones, el agua fría la relajó y despertó para afrontar el nuevo y complicado día que se avecinaba.
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