Capítulo 3 - No me querrás de enemigo

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Fayna despertó poco antes del amanecer, no pudo dormir tranquila incluso con todo el sueño que tenía, no se sentía ella misma, no podía ser ella misma, se sentía totalmente intranquila incluso con todo lo anterior sucedido, incluso con Leiftan apoyándola.

Despertó y desde ese momento continuo dando vueltas a la cama, sintiéndose sudorosa, con jaqueca, casi como si estuviera ebria; sentía todos y cada uno de esos sentimientos a la vez, con culpa de no haber hecho suficiente para zafarse de ese sitio, con miedo de haber lucido demasiado sumisa para lo que realmente era y podía ser. Con miedo del mundo.

Así continuaron sus traicioneros pensamientos que solo se mantenían a raya gracias a su mente fuerte, la cual flaqueaba constantemente, pero no podía darse el lujo de comportarse como tal. En medio de su pánico, escucho un golpeteo en su ventana, un ruido insistente, tanto para lucir a propósito; se acercó y era Ashkore. Fayna al verlo retrocedió como instinto y poco a poco fue acercándose hacia su visitante, el cual esperaba pacientemente a que procediera a abrir la ventana.

La de luceros ámbar abrió la ventana esperando no retractarse de su acción, deseando no haber cometido el peor de los errores; para su buena fortuna no fue así, pues el de traje ónix al ver que su compañera lucia algo aterrada, tomó cautela: no sabía porque tomaba dichas acciones, le parecía ridículo viniendo de él, pero de igual manera hizo caso a su instinto y tomó espacio entre la humana y el.

- ¿Qué haces aquí? – Atrevió a preguntar la joven, aunque estaba algo asustada, no se iba a dejar llevar por las emociones que anteriormente había sentido.

- Solo venía a conversar, parece que alguien no consigue conciliar el sueño. – Contesto bastante tranquilo para ser verdad, pero de igual manera, lucia bastante creíble para Fayna.

- Puedes quedarte, pero tendrás que contestar mis preguntas. – Advirtió al faelinne antes de que decidiera tan siquiera tomar sitio en el amplio cuarto, a lo que Ashkore con un ademán aceptó la propuesta.

- Por supuesto princesa. – Dijo mientras estúpidamente guiño un ojo, claramente la chica no podría verlo.

- ¿A qué vienes aquí? – Interpelo mientras el hombre tomaba espacio en una esquina de la cama, sentándose mirando a los ojos a la pálida.

- ¿No crees que es obvio? Solo vine a conversar contigo.

- A otros con eso, dime a que realmente vienes. Alguien que no se lleva bien con la guardia no puede venir a visitarme a media noche por puro placer. – Exclamó con enfado, pues tenía razón, no tenía ningún sentido que lo hiciera por ninguna otra razón.

- Puede que tengas razón, sin embargo, me intrigas pequeña, tú y tu horroroso mundo. – Hablo con sorna.

- Si sigues hablando con tanta altanería nomas me harás correrte de mi habitación. – Amenazo exitosamente, pues en un instante el joven cambió su compostura.

- Está bien, tú ganas. – Ashkore levantó sus brazos por un momento, en señal de rendición.

La ahora nerviosa mujer, no podía creer que el que tenía delante suyo le haya hecho caso, y aún más surrealista, que ahora este sentado en su cama, con total calma; el másculo quería ganarse su confianza pues conocía más cosas de la fémina de lo que ella conocía.

- Habla, dime de una vez que es lo que quieres... – Exclamó no muy divertida de esta charla.

- No quiero que me tengas esa desconfianza Fayna, eres astuta, date cuenta de que busco ayudarte. – Habló tranquilo.

- No lo sé... - Fue sincera, la azabache no tenía ni idea de cómo actuar.

- No hay porque preocuparse, estoy seguro que tú y yo podemos ser un buen equipo. – Dijo seguro de sí mismo, aquella presencia imponía demasiado, aun siendo de incognito.

Enamorada de lo peligroso (Eldarya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora