Pov Raven
Martin y yo estábamos sentados en uno de los bancos de la terraza. Era la primera vez que le contaba a alguien la razón por la forma en la que actuó, el motivó de ser tan cerrada a sentimientos como el amor. Me estaba costando mucho así que decidí decirlo con cautela y sin pensarlo demasiado.
—Martin necesito que no me interrumpas y que tengas paciencia, lo que te voy a contar no puede salir de aquí. Júramelo.— Su cara me transmitía tranquilidad y confianza.
—Te lo juro.— Agarro mis manos y me beso el dorso de la mano. Los nervios hacían que mi cuerpo temblase y la voz se me apagase.
—Hace tres años me enamore perdidamente de una chica. Se llamaba Maria. Una chica de diez, lo era todo para mi, éramos muy felices juntas. Un día recibí una llamada del hospital, la habían ingresado. Cogí mi moto y fui directa, y cuando llegue no me dejaron entrar a verla. Recibí otra llamada, esta vez si que conocía el numero a la perfección, era ella. Cogí y me rompí al instante de escuchar su llanto, la escuchaba llamarme y no podía hacer nada. De la impotencia escale por las tuberías de la fachada y di con su habitación. Logre entrar y la abrace, compartí su dolor y me mato no poder ayudarla.— Mis ojos se aguaron y sentí una presión en el pecho por los recuerdos que estaba reviviendo, pero continue. — No me dijo por que razón la habían ingresado. Los médicos entraron y al verme allí me echaron, prometí volver cada noche a verla, y así lo hice. Según pasaban las noches la notaba mas cansada y desilusionada. Pero la quinta noche, la quinta noche entre por la ventana, su rostro era serio y sus ojos no derramaban ninguna lagrima. Me dijo que ya no me quería, que todo había sido una mentira y que estaba perdiendo mi tiempo. —No pude retener las lagrimas y Martin me paso un pañuelo. Me tome unos segundos para recomponerme, suspire y seguí con mi relato. —Me enfade tanto que le grite y me fui sin despedirme. No soportaba el dolor que me causo, no entendía la razón. Cogí la moto y queme asfalto, recorrí las afueras de Bilbao sin rumbo, a toda velocidad. Esa misma mañana, recibí una llamada de su madre. Maria había muerto. Un tumor muy avanzado en la parte inferior de la cabeza. Me quede en shock, no supe reaccionar. Su madre me dijo que Maria me había escrito una carta la noche en la que falleció, y que debía tenerla. —Mire a Martin que también soltaba alguna que otra lagrima. Tenia miedo de que me juzgara, pero en vez de juzgarme asintió con la cabeza para que continuara. —En la carta ponía que había sido el amor de su vida y que no se arrepentía de nada. Que lo único que le hico feliz en las ultimas semanas eran las visitas nocturnas. Que no quería que su muerte me afectara y que por eso corto conmigo. Leer eso me destrozo el alma Martin, ella me quería y yo la quería, y el ultimo recuerdo que tengo de ella es la noche en la que le grite y la deje sola. Nunca pude superar ese dolor y me jure a mi misma que no me volvería a enamorar nunca, porque no quiero volver a sufrir como esos dos años en los que me reconstruí a base de dolor y me protegí firmando una coraza arrogante e egoísta.— Termine de contar y me sentí mas ligera, me sentí mas libre.
—No tenia ni idea Raven, debió de ser muy duro. Pero sabes que no fue tu culpa y que ella no hubiera querido que te escondieras, ella hubiera querido verte feliz.— Martin intento ayudarme y se lo agradecí. Ya que le había contado mi secreto o mi pasado mas oscuro, decidí contarle también el presente, lo que me estaba pasando.
—Lo se Martin, y creo, bueno no! Se que hay alguien que me hace sentir cosas diferentes. Me da mucho miedo hace tiempo que no sentía esa sensación, pero a la vez me da mucho miedo. Creo que todavía no estoy preparada para volver a sentir.— Martin me comprendió.
—Es por una pelirroja?— Sonreí levemente. —Lo sabia.— Sonrió satisfecho y me abrazo. —Tomate tu tiempo, pero hazle saber a ella que es lo que esta pasando. Porque a este paso me volvéis loco las dos.— Hizo una cara graciosa y me reí.
—Ella te a preguntado por mi?— Era ilusión lo que sentía? Mis ojos se iluminaron.
—Si no te conociera te diría que es mas pesada que tu, pregunta día si día también.— Se rio y le lance un cojín. Ruslana y Kiki aparecieron por la puerta y se unieron a la guerra.
—Nuestra Raven esta de vueltaaa!—Ruslana me abrazo modo coala y Kiki salto encima, seguido de Martin. Nos quedamos en el suelo un rato entre risas y abrazos. Me sentía mucho mejor, mas alegre, mas libre.
—Que os parece si montamos una rabe.— Solté de repente.
—Que?— Los tres presentes me miraron interrogantes. Me levante de un salto y me fui corriendo a la sala de ensayos. Los Maruski me seguían por detrás.
—Producción apagar las luces porfi.— Puse carita de perrito mojado y sorprendentemente las apagaron.
—Pero que pasa aquí!— Alex y los demás entraron a la sala. Me acerque al ordenador y cogí un micro.
—Compañeros y compañeras estos días he estado un poco en la mierda pero ya estoy mucho mejor así que es hora de recuperar el tiempo perdidooo. Bienvenidos a la RAVEN RABE!— Grite y todos gritaron de vuelta. Me puse unas gafas y empece a pinchar musica tecno. Todos disfrutamos y aprovechamos para descargar nuestras energías.
En medio de la pista una pelirroja no dejaba de mirarme. Bailaba con un vestido negro pegado y unas gafas. Me acerque bailando y cuando estaba a poca distancia me pare. Era como si el mundo se parase a mi alrededor, sus ojos me hipnotizaban. Me acerque mas y le hable al oido, ya que con el escándalo no se podía hablar normal.
—Siento mucho mi actitud y la forma de actuar, he estado muy distante contigo y quiero que sepas que lo siento mucho. No ha sido por ti, solo tenia que aclararme un poco. — Me distancie y vi como se le dibujaba una sonrisa en la cara. Se acerco y me abrazó.
—Creía que ya te habías asustado.— Se separo. Me encantaba ese tono burlón, la hacia ver mas sexy.
—No me asusto tan fácil pelirroja.— Le aparte un mechón de pelo y vi como se ruborizaba. Sonreí y me fui al ordenador para seguir pinchando y disfrutando. Era como una niña con su regalo de navidad favorito. Me tranquilizaba saber que Violeta no estaba enfadada conmigo y que todavía seguía teniendo una oportunidad.