🪐Baile lento🪐

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Era la primera navidad que pasaban juntos, completamente solos en su nuevo hogar. Y lo habían decidido así por decisión propia, sus amigos y familiares los habían invitado a la cena que organizaban cada año sin embargo, Keisuke y Chifuyu pensaron que necesitaban ese momento.

Sabían que la navidad era un fiesta especial, incluso íntima que muchas personas compartían solo con su familia.

Y ellos ahora eran una, pequeña, pero lo eran.

A pesar de él frío intenso del invierno su hogar se sentía cálido. La pequeña chimenea con la que contaban se encontraba encendida, proporcionando el calor suficiente para la pareja. Su árbol de navidad no había sido la gran cosa, habían tenido muchos gastos recientemente por lo que se las habían arreglado con lo que tenían. El árbol se los había regalado la señora Baji, no era muy grande pero Chifuyu se encargo de hacerlo lucir bonito.

En algo en lo que sí se habían esmerado fue en la cena, el delicioso pavo que degustaron se quedaría por siempre en las papilas gustativas de ambos. Había sido un verdadero reto conseguir el pavo, Baji tuvo que mover algunos —tal vez demasiados —contactos para poder comprarlo. Y es que había movido cielo, mar y tierra porque Chifuyu jamás lo había probado. Sabía que al rubio le bastaría con una buena porción de pollo Kentucky, que a decir verdad era igual de difícil de conseguir, pero se esforzó lo suficiente para conseguirlo.

Todo por lo que tuvo que pasar valió la pena completamente cuando el olor a pavo recién horneado invadió su hogar y cuando vio a Chifuyu tan emocionado al comerlo lo hizo darse cuenta que de verdad amaba con todas sus fuerzas a Chifuyu.

Su postre fue una ensalada de manzana que Chifuyu había visto en algún video de internet y que en un principio ninguno tenía tantas expectativas pero cuando lo probaron se dieron cuenta de cuan equivocados estaban, la ensalada de manzana era deliciosa.

Después de la cena conversaron un poco, a cerca de cualquier cosa que les viniera a la mente, sus voces y la radio —que habían mantenido encendida para amenizar el embiente —era lo único que se escuchaba a su alrededor, en su pequeño pero acogedor hogar.

La conversación que mantenían fue interrumpida por Chifuyu quien al escuchar la melodía proveniente de la radio no pudo evitar brincar de la emoción.

–No lo puedo creer –dijo eufórico –es mi canción navideña favorita.

–¿Ah si? –preguntó Keisuke interesado –creo que yo no la había escuchado, pero tiene buen ritmo.

Chifuyu asentía mientras se acercaba a la radio con el único propósito de subir el volúmen, su canción favorita necesitaba ser escuchada de manera correcta.

El pelinegro lo tomó por sorpresa yendo tras él. Lo abrazó por la espalda y se movió al ritmo de la música.
Una risita divertida que pertenecía a Chifuyu hizo vibrar el pecho de Baji.

–Creo que la navidad te sienta bien –comentó Chifuyu sintiendo como Keisuke le daba la vuelta para tenerlo de frente.

–¿Me veo más guapo? –preguntó jugueton sin dejar de moverse de un lado al otro, con sus manos aún en la cintura del rubio.

–Me parece que si, creo que me enamore un poco más, pero solo un poquito –confesó mientras enredada sus brazos alrededor del cuello de Keisuke, siguiendo los movimientos suaves que eran casi como un baile lento.

Baji sonrió divertido, dejando ver sus enormes colmillos. Chifuyu ahora creía haberse enamorado un poquito más. 

–Es navidad Chifuyu no tienes que ser tan cruel –se quejó –de verdad, ¿solo un poquito?

–Esta bien, mucho, bastante, a montones, demasiado, excesivo, exorbitan...

Keisuke no lo dejó continuar, cubrió la boca de Chifuyu con una de sus manos y junto sus frentes.

–Creo que ya me di una idea –susurró demasiado cerca de los labios del rubio, quien por inercia los humedecio con su lengua –no estamos debajo del muérdago Fuyu.

Dijo Baji notando las obvias intenciones de Chifuyu.

–Al carajo el muérdago, puedo besarte cuando yo quiera.

Y sin dejarlo responder algo, Chifuyu atrapó los labios del mayor en un beso necesitado, a pesar de vivir juntos siempre parecían no tener lo suficiente del otro,
se besaron aún con los últimos segundos que le quedaban a la canción, dentro de la calidez de su hogar y precisamente en navidad. Todo parecía tan mágico, sacado de alguna película romántica.

Su beso cesó cuando la canción cambió a una con un ritmo totalmente distinto a la anterior.

–Iré a apagar la radio –dijo Chifuyu, separándose del agarre de Baji.

–Yo iré a poner el muérdago justo arriba de nuestra cama –comentó mientras pasaba a su lado –te espero en nuestro cuarto Fuyu, no tardes.

Chifuyu se había quedado congelado, pero no le costó mucho reaccionar, apagó la radio y casi corrió detrás de Keisuke.

Bendita sea la navidad, pensó mientras se adentraba a su habitación.


























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FLUFFTOBER//BAJIFUYU²⁰²⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora