5. Dispara.

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Selena estaba furiosa, pero cuando la conmoción inicial se disipó, su instinto humano prevaleció. A pesar de que Astrid, su secuestradora y presunta asesina de su madre, merecía su ira, Selena no podía llevarse a matarla. Algo dentro de ella se resistía a cruzar esa línea.

—¿Qué pretendes que haga? —preguntó Selena, arqueando una ceja intrigada.

—Quiero que te ganes la confianza de Astrid —respondió Adam, con una sonrisa perversa.

—Eso es imposible —dudó Selena—. Solo confía en Dante, y eso solo porque es su hermano. No hay espacio para mí en su círculo de confianza.

—Eres su pieza clave —dijo Adam, con una mirada calculadora—. Tu objetivo es ganar su confianza, hacer que se sienta cómoda contigo. Si lo logras, podrás acercarte lo suficiente como para... —hizo una pausa significativa— ...hacer lo que debes hacer.

La curiosidad consumía a Selena. ¿Por qué Adam, después de tantos años de colaboración, quería eliminar a Astrid? ¿Qué razones podían justificar semejante traición?

—¿Por qué? —inquirió Selena, su mirada penetrante buscando respuestas en los ojos de Adam.

—Aquí, el poder es la única moneda que vale —explicó Adam con voz impersonal—. Y para algunos, el éxito solo se logra a costa de la caída de otros. La muerte es el instrumento más contundente para despejar el camino.

—¿Por qué no lo hace usted? —preguntó Selena, evitando su mirada, con una mezcla de curiosidad y desafío—. Usted parece tener el conocimiento y la audacia necesarios para hacerlo.

—No puedo acercarme a ella —admitió Adam—. Astrid no confía en mí, y parece impenetrable. Pero tú... —señaló a Selena con intensidad—, podrías descubrir su punto débil. Tu proximidad a ella y tus propias heridas podrían ser la clave.

La indecisión de Selena era palpable, pero Adam estaba listo para aprovecharse de ella. Con una sonrisa enigmática, comenzó a tejer una red de engaño, sabiendo que la vulnerabilidad de Selena era su mayor debilidad.

—Recuerda cómo Astrid destruyó la vida de tus padres —musitó Adam, su voz cargada de veneno—. ¿No te consume la curiosidad por saber por qué? ¿No deseas que pague por su crueldad?

La voz de Adam resonaba en la mente de Selena, despertando un torbellino de pensamientos y emociones. El dolor de sus padres, la traición de Astrid, todo volvía a aflorar. ¿Por qué Astrid había asesinado a su madre? ¿Qué había sido de su padre? ¿Por qué Astrid la había secuestrado después de tan brutal acto contra su madre?

—¿No merece Astrid pagar por secuestrarte, por obligarte a luchar en una jaula para su entretenimiento y el de otros? —preguntó Adam, su mano en el hombro de Selena, insinuando comprensión y validando su dolor.

Selena consideraba aceptar la proposición de Adam, solo para escapar de su control y regresar con Astrid. Intuía que Adam no la miraba con ojos limpios, que sus intenciones eran oscuras y lascivas. Ella, una mujer virgen, anhelaba experiencia su primer encuentro sexual de manera romántica y apasionada, no como una mercancía en manos de Adam.

Selena tomó una respiración profunda y aceptó la proposición de Adam. No era una decisión fácil, pero su deseo de libertad la impulsaba a asumir el riesgo. Cada viaje sería una oportunidad para planificar su escape, y estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para dejar atrás ese lugar.

Pero Astrid, con su instinto afilado, había detectado algo sospechoso en el comportamiento de Adam. Su experiencia y astucia le decían que algo no estaba bien, y su intuición la alertaba sobre posibles traiciones.

DAS CASINO 2/3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora