El deseo más profundo

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Lo siguiente que supo Harry de Malfoy fue una larga explicación detallada por carta acerca de que debía tener paciencia porque si bien estaba dispuesto a llevar a cabo el acuerdo necesitaba tiempo. Durante octubre, Malfoy se ausento del país para ocuparse de diversos negocios, según le explico y se encargó de buscar, en cada una de sus empresas e inversiones, gente de confianza a la que pudiera delegar su trabajo mientras estuviera ocupado con la tarea de ser padre. En realidad, Harry supuso que quería delegar trabajo para criar al bebe con más cuidado durante los primeros meses, trabajo que deberían realizar en conjunto, pero como le explico luego, en realidad Malfoy se preparaba para la ardua labor de gestar un niño.

Entonces, en noviembre, por fin nació Rose, la primera hija de sus mejores amigos y la sobrina de Ginny. La pequeña familia se veía en la cúspide de la felicidad con la nueva integrante. Harry fue a visitarlos apenas regresaron de san Mungo a su hogar y se quedó prendado de la pequeña bebe pelirroja. Era increíblemente dormilona, hasta que despertaba y usaba sus pulmones recién estrenados para berrear furiosamente hasta que era alimentada. Hermione sostenía que había heredado el apetito de Ron. Y Harry se emocionó al ver a Ginny mostrando efusividad por la bebe, imaginando que pronto, serian ellos los que tuvieran su propio bebe y algún día jugaría con Rose.

Ese mes además Draco volvió a la ciudad y comenzó a acudir dos veces por semana a la carísima y exclusiva clínica que Lucius había escogido y pagado. Se reunieron antes de la primera de esas citas con los medimagos y Malfoy le explico el proceso.

—Requiere mucha magia y tiempo que mi cuerpo se adapte—Hizo una pequeña mueca—. No ansió tener una especie de útero mágico y temporal dentro de mi cuerpo, créeme, pero si todas las mujeres lo tienen, no debe ser tan malo.

— ¿Eso significa que tendrás el periodo? —Bromeo Harry—. Merlín nos ampare de Malfoy en esos días.

—No te conviene burlarte de la única persona dispuesta a gestar a tu hijo, Potter, pero no, no sucederá eso. Es un procedimiento artificial no responde a los ciclos naturales. Por Salazar, quien diría que un día hablaría de esto contigo. ¿Pero con quien más lo haría?

— ¿Michael? —Sugirió Harry. Malfoy suspiro arduamente.

—Está de viaje.

— ¿Se fue a pesar de que vas a empezar con el tratamiento hoy?

—Le dije que no dejara de lado su vida por mi o esto. Algo así como con tu esposa. De todas formas, últimamente reñimos más de lo acostumbrado, así que… prefiero la tranquilidad de su ausencia. Por lechuza es más complaciente.

Harry abrió la boca para argumentar que de todas formas debía acompañarlo como su pareja, pero por una vez, en vista de la expresión malhumorada de Malfoy, decidió cerrar su bocaza Gryffindor y no opino nada al respecto.

Llego diciembre y repentinamente, un día Draco fue a cenar con ellos. No se veían con continuidad, ya que Harry también entrenaba al nuevo jede de aurores, pero era cuidadoso en enviarle lechuzas a Malfoy después de sus citas con los medimagos preguntando amablemente como se encontraba. Así que después de algunas semanas, cuando abrió la puerta, le sucedió algo extraño cuando se topó con su amigo.

No había ningún cambio externo en él, seguía siendo el mismo Draco de siempre, con su cabello peinado cuidadosamente y su ropa confeccionada que gritaba dinero. Pero había algo que Harry no hubiese podido explicar, algo distinto en torno a él, la forma en la que su aura mágica vibraba, quizás o que parecía tener una expresión más suave. Harry escudriño su rostro pero ni así logro descubrir que había cambiado y disimulo ese sentimiento estrechándole la mano y haciéndolo pasar.

Tras una cena amena, finalmente Draco tomo su copa de vino y la alzo ligeramente.

—Quiero proponer un brindis porque hoy concluyo la primera etapa del tratamiento—Anuncio—. Ahora, en teoría, soy capaz de gestar un bebe por tiempo limitado.