XIII

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-¿Es la última? .- Preguntó Alejandro señalando la maleta que su hija arrastraba por el corredor.

-Sí.- Camila asintió.

-Bien.

La castaña se detuvo junto a su padre y se giró para observar hacia la sala. Extrañaría vivir allí. Se había acostumbrado al lugar y disfrutaba de tener a Allyson y Jude cerca. Los extrañaría a ambos, también a Sirius. Y no podía mentir, era evidente que en el último tiempo también había comenzado a gustarle la compañía de Lauren. Precisamente cuando la ojiverde había decidido dejar de comportarse como una completa cretina con ella. Cómo si la hubiera llamado con el pensamiento, Lauren cruzó la puerta de entrada que Camila había mantenido abierta con Sirius liderando el camino. El perro fue de inmediato hacia la castaña moviendo su cola de un lado a otro en busca de mimos. Camila sonrió y se arrodilló frente a él para acariciarlo.

-Hola.- Saludó alegremente rascando tras sus orejas- ¿Quién es un buen chico? Tú lo eres.

Sirius comenzó a golpear el suelo con su larga cola mientras le daba lametazos al rostro de Camila haciéndola reír.

-Es enorme.- Comentó Alejandro observando al Gran Danés asombrado por su tamaño- ¿Es tuyo? .- Se dirigió a Lauren.

-Sí.- La pelinegra asintió.

-Su nombre es Sirius.- Dijo Camila sonriéndole a su padre.

-Y tú debes ser Lauren.- Alejandro señaló a la ojiverde de pie junto a él quien volvió a asentir.

-Sí, mucho gusto.- Lauren lo saludó estrechando su mano.

-Eres la hija de Mike.

-Así es.

Alejandro asintió y estudió a Lauren con la mirada durante algunos segundos antes de volver a mirar a su hija quien seguía acariciando a Sirius.

-Llevaré esto al auto. Te espero abajo.- Dijo tomando la maleta- Nos vemos, Lauren.

-Sí, hasta pronto.- Murmuró la ojiverde haciéndose a un lado para dejarlo pasar.

En cuanto su padre desapareció de la vista de ambas, Camila se puso de pie limpiando sus manos en la tela de sus jeans y mirando a Lauren un tanto nerviosa. No contaba con que regresara al piso antes de que ella se marchara.

-¿Dónde están el resto de tus cosas? .- Lauren preguntó.

-Papá se encargó de llevarlas al auto.

-No, no, me refiero a que...- Hizo una pausa- Tenías una vida antes de mudarte a Kenia, ¿no?

-Oh sí.- Dijo Camila entendiendo a lo que quería decir- Estuvieron guardadas en una bodega durante todo este tiempo, pero ahora están en mi nuevo apartamento.- Explicó.

-No tenías que irte.- Comentó Lauren mirándola a los ojos.

-Esto era solo algo temporal.- La castaña se encogió de hombros- En algún momento tenía que conseguir mi propio lugar.

-Allyson llorará tu partida durante días.

Camila se echó a reír frente al comentario y asintió mordiéndose los labios.

-Sí, lo sé, lo siento por eso.- Respondió con una mueca de lamento- Estoy segura de que podrás soportarlo.

No quiero que te vayas, Lauren pensó, pero no se atrevió a decirlo en voz alta. Sirius frotó su cabeza contra los muslos de Camila buscando llamar su atención nuevamente. La castaña sonrió y volvió a acariciarlo.

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