XIX

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La puerta del apartamento se abrió con brusquedad y Camila se vio obligada a entrar de espaldas cuando Lauren avanzó hacia adelante sin dejar de besarla. Caminaron a tientas hasta su habitación y dejó escapar una suave carcajada cuando cayeron sobre la cama. Sus dedos se enredaron en el cabello de la ojiverde y tiró de él buscando profundizar el beso. Suspiró cuando la lengua de Lauren se abrió paso al interior de su boca para encontrarse con la suya y protestó cuando segundo después se separó de ella.

-Entonces...- Murmuró Lauren repartiendo besos por la línea de su mandíbula hasta su cuello- Ese tal Thomas.

Camila la empujó por los hombros apartándola hacia atrás para poder mirarla.

-¿Es serio quieres hablar de él justo ahora?

-Solo quiero saber cuáles son sus intenciones.- Se de hombros.

La castaña soltó una carcajada al escucharla y Lauren frunció el ceño preguntándose qué le había parecido tan gracioso.

-Somos amigos.- Dijo acariciando sus mejillas con las manos.

-Amigos ¿eh?

Lauren no estaba del todo convencida. Esa misma mañana cuando fue a buscar a la castaña al hospital luego de que su turno terminara y nuevamente la había encontrado charlando con el cirujano en el vestíbulo.

-Bueno, no voy a negar que en un principio sí mostró interés en mí, pero en cuanto me invitó a salir le dije que no estaba interesada.- Confesó.

-¿Lo rechazaste? .- Asintió- ¿Por qué?

En lugar de responder con palabras, Camila se incorporó apenas y atrapó los labios de la ojiverde en un beso. Lauren no tardó en corresponder el gesto comiéndole la boca con ansias acomodándose entre sus piernas y sosteniendo el peso de su propio cuerpo con las manos. Había olvidado la cantidad de veces que se habían encontrado en situaciones similares a esa después de su primera cita. Esa noche acabaron teniendo sexo en cada rincón del apartamento de Camila y desde entonces no podían mantener las manos quietas cuando estaban cerca de la otra. El final de cada una de sus citas siempre terminaba siendo el mismo y Lauren no iba a quejarse al respecto. Cada una de las cosas que había experimentado durante los últimos días eran totalmente nuevas para ella, pero lo disfrutaba.

Hasta el momento, se había mantenido sobria y continuaba asistiendo a las reuniones del grupo de apoyo. Aún no se animaba a hablar, pero ya no se sentía incómoda compartiendo una habitación con extraños que hablaban de sus problemas y sus logros asociados a la superación personal.

-Lauren.

No era la primera vez que escuchaba a Camila gemir su nombre, pero al parecer sin importaba cuántas veces lo hiciera, seguiría teniendo el mismo efecto sobre ella. Sus dedos apretaron sus caderas dejando marcas rojas en la piel de la castaña mientras se hundía en su interior con fuerza. Sintió cómo las paredes vaginales de Camila se apretaban a su alrededor y supo que estaba cerca del orgasmo así que incrementó el ritmo de sus embestidas. Sus rápidos y fuertes movimientos pélvicos provocaron que la cabecera de la cama chocara contra la pared en un incesante vaivén, pero no se detuvo. En ese momento lo último que le importaba era lo ruidosas que podían llegar a ser. La castaña jadeó contra su boca y ahogó un grito de placer cuando el orgasmo la invadió. Lauren no tardó en unirse a ella corriéndose en su interior segundos después.

-¿Es posible que el sexo sea cada vez mejor? .- Preguntó tratando de regular su respiración.

-Al parecer sí.- Respondió Camila agitada dejando suaves caricias en su cabello.

Lauren cerró los ojos y se relajó escuchando los latidos del corazón de la castaña retumbar contra su oído. Sonrió complacida al pensar en que era ella la responsable de su ritmo cardiaco acelerado. Para cuando sugirió que deberían tomar una ducha juntas, Camila ya había caído en un sueño profundo así que se acomodó a su lado entre las sábanas y no tardó en quedarse dormida. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que se había dormido cuando un ruido incesante la despertó. Se estiró sobre la cama y abrió los ojos tratando de acostumbrarse a la luz del día. Camila gruñó a su lado al escuchar el irritante sonido y se cubrió la cabeza con la almohada.

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