| 𝟏𝟏 | 𝖵𝖾𝗋𝖽𝖺𝖽𝖾𝗌 𝗇𝖺𝖽𝖺 𝗅𝗂𝗇𝖽𝖺𝗌

123 10 0
                                    

Allison M.

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟏

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟏

ESTABA RECOSTADA EN EL PECHO de Raúl. Cada vez que su mano se movía suavemente por mi cintura, mi mente se alejaba de todo.

Mis dedos se deslizaban distraídamente por su abdomen. No había hablado mucho desde que llegue intrusivamente a su casa, en realidad habíamos hecho otras cosas

De repente, sentí como su mano, se desvió ligeramente hasta que sus dedos cubrieron los míos y entonces lo sentí tensarse. Mi cuerpo se puso rígido.

—¿Y esto? —preguntó Raúl, su pulgar trazando los pequeños puntos que marcaban mi muñeca.

Tragué saliva. Había estado tan concentrada en estar bien en ese momento que olvidé todo eso. La ansiedad. Los pellizcos.

—No es nada —respondí, intentando apartar mi mano con cuidado, pero su agarre fue más firme.

Su dedo se movió hacia arriba, hasta llegar a la parte interna de mi brazo. Sus ojos se clavaron en la pequeña cortada.

—Allison... —susurró. Sentí su voz vibrar en su pecho bajo mi cabeza.

Cerré los ojos, intentando controlar las emociones que comenzaban a desbordarse.

—No es... no es lo que piensas —murmuré, intentando apartar la mirada.

—¿Entonces qué es?

Todo dentro de mí me gritaba que lo alejara, que no le contara nada, pero... no podía.

—A veces... —mi voz salió más rota de lo que quería—A veces siento que no puedo con todo, y... esto es lo único que puedo controlar.

Sus dedos se quedaron quietos sobre mi brazo, pero no me soltó.

—Es como... como si necesitara algo que me haga sentir....algo real —admití, bajando la mirada, avergonzada por lo que acababa de confesar

Después de un momento, levantó mi mano y la sostuvo contra su pecho, justo donde podía sentir los latidos de su corazón.

—Quiero que sepas que, cuando pienses en eso, aquí estoy. —su voz era baja, firme, y me hizo sentir un calor que me envolvía lentamente—Y siempre voy a estar aquí. ¿Okey?

Asentí, incapaz de hablar. No sabía qué decir. No sabía si podía. Pero en ese momento, me sentí más segura de lo que había estado en mucho tiempo.

Raúl acarició mi muñeca, suavemente, como si intentara borrar las marcas con su toque. No dije nada. No me alejé. Solo me acurruqué un poco mas en su pecho, mientras sus palabras seguían en mi mente.

Siempre voy a estar aquí

Y, por primera vez en mucho tiempo, me permití creerle.

Y, por primera vez en mucho tiempo, me permití creerle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐁𝐑𝐎𝐊𝐄𝐍 𝐌𝐀𝐒𝐊𝐒 || 𝖱𝖺𝗎́𝗅 𝖽𝖾 𝖫𝖾𝗈́𝗇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora