Capítulo 20

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Ya de regreso a casa, Christopher no paraba de hablar acerca de su nuevo hermanito.

-Papi, ¿cuándo sabremos si es niño o niña? Quiero un hermanito, las niñas son muy niñas.-

Buck veía a Chris por el retrovisor del vehículo.

-Quizás en los próximos ecos lo sabremos.- Eddie miró a Buck. -Yo preferiría una niña, quiero una nena cabello rubio con ricitos.-

-Papi, no. Las niñas son muy niñas, sólo piensan en su pelo y en muñecas.-

Eddie se rió.

-No todas son así, además sería una niña muy linda y tendría un hermanito que le querría mucho.-

Cuando llegaron a casa, el rubio bajó del coche y ayudó a bajar a Chris.

-Bueno, campeón, abajo y adentro.-

El latino bajó después con unas bolsas que había mandado la abuela.

"Cosas básicas", según ella: comida, dulces, un pastel, un par de camisetas que no podría estrenar hasta el fin del embarazo, calcetines...

Buck le quitó la bolsa.

-No estoy inválido ni enfermo, Evan Buckley, así que déjame cargar las bolsas.-

El rubio accedió a darle una, la de la ropa, alegando que igual debía guardar reposo.

-Como si no hubiéramos hecho cardio antes de venir.-

Eddie murmuró y luego se sonrojó al pensar en todo lo hecho.

Buck se acercó a su oído.

-Yo no escuché quejas, un par de gemidos tal vez pero no quejas.-

El castaño le propinó un golpe en el brazo y caminó al interior de su hogar riendo.

Chris se había instalado en su cuarto para empezar a jugar y ellos ya habían cenado.

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Dos meses pasaron y Eddie tenía el próximo chequeo de rutina; estaban en la estación cuando la alarma suena llamándolos a una nueva emergencia.

-Y ahí va otro almuerzo sin probar.- Hen se quejó.

-Solo porque 'alguien' dijo la palabra con T.- Chimney habló y todos miraron a Eddie.

-Allá ustedes que creen en eso.- Un suave golpe en su pierna lo hizo mirar hacia quien lo hizo. -Ey, bebé a bordo, Buckley; el próximo golpe que reciba te lo devuelvo por dos.-

Evan rió, sabía que su novio lo decía de broma; le dio un beso, acarició su vientre y se despidió diciéndole al bebé que aún no se moviera.

Siempre que había alarmas esa era su rutina: bromeaban y se besaban; era una señal de "Te amo, por favor cuídate".

La alarma era básica, un accidente de tránsito; un par de heridos, subir a la ambulancia y detener cualquier fuga de gasolina para evitar incendios y explosión.

Estaban de regreso al camión cuando el teléfono de Buck sonó.

-Hola cariño, ya estamos de regreso.-

-Buck... me duele... por favor... regresa...-

La respiración del otro lado de la línea era pesada.

Buck se quedó paralizado y los demás lo rodearon.

-¿Qué te duele, amor? Voy rápido, tranquilo.-

Trataba de permanecer calmado para transmitir ese sentimiento a su novio.

-El estómago... me duele mucho... disculpa por interrumpirte pero no puedo más.-

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