4.El hotel

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Altagracia

Veo mi reloj y me levanto inmediatamente, trato de vestirme con precaución de no despertar al bueno para nada que me lleve a la cama anoche. No recuerdo mucho pero sé que ha sido de las peores noches de sexo que he tenido. Está guapo el condenado pero no es más que eso.

Y tanto que me costó romper mi promesa, justo una noche antes de que llegara Navarrete, y para rematar, me quedo dormida.

Perfecto Altagracia, perfecto.

Salgo de inmediato y lo más cautelosa posible del hotel mientras me regaño mentalmente, en definitiva ya no debo mezclar alcohol, hago muchas estupideces.

Veo todos los mensajes y llamadas de Matamoros y le aviso que ya voy, al pobre lo dejé en medio de una partida de poker.

Solo espero que no haya llegado aún Navarrete y menos con Mónica, no es tonto y ahora lo que más necesito es tenerlo comiendo de mi mano para que  juegue a mi favor. Ya sabe demasiado y hombre "herido" es muy impulsivo.

Llego a la casa y entro por la puerta de la cochera, en cuanto vi el portafolio en la sala, mi corazón se aceleró, resulta gracioso, en otro momento no le daría importancia pero ahora aunque me cueste decirlo, mi futuro está en sus manos.

Agradezco no encontrarlo en la recámara, debió haber salido. Me baño, lavo mi cabello y aseo lo necesario rápidamente, iba a salir y noto como la puerta se abre lentamente.

—¿Dónde estabas?— menciona entredientes recargándose en el marco de la puerta

—Buenos días— me acerco— ¿a qué hora llegaste?

—¿Dónde estabas y con quién?— repite

—No sé que estupidez esté pasando por tu cabecita pero no es lo que estás pensando— acaricio su barbilla— salí muy tarde del casino, en la madrugada, me pasé de copas y no vi a Matamoros así que tuve que quedarme en un hotel cercano

—Ok— me besa de imprevisto— supongo que ya te sientes mejor— intenta quitar mi toalla y lo detengo

—No tanto— lo abrazo— traigo una resaca horrible, además me siento muy sola, podrías dejar de pensar en sexo y por lo menos fingir que te importo un poco

Por supuesto que no dejaré que me toque, así tenga que hacer el drama de mi vida.

—Que buena actriz eres— susurra en mi oído

Lo sé.

—¿Qué pasó con mi hija?

—Está en la otra habitación

—¿Qué?— menciono casi en un grito

—Espera— me detiene— esta dormida y todavía tardará en despertar, tuve que dormirla porque se puso muy mal, a mitad de camino se arrepintió y me trató de estafador y no sé cuántas cosa

—Ok

Voy a ver las habitaciones y en cuanto la encuentro acostada en la cama, una oleada de recuerdos llegan a mi mente aterrizandome de nuevo a mi cruel realidad.

—¿Cuando crees que despierte?— voleto— Navarrete

No me di cuenta en qué momento salió, me acerco a Mónica y quito sus zapatos,  mis ojos se centran en la pequeña argolla. Creo que algo en mí ha cambiado, ese vacío y dolor en el pecho  que llegué a sentir muchas veces por ese imbécil, ya no está. Eso no quiere decir que no deje reprocharlo una y otra vez, eso no quiere decir que aún no haya resentimiento en mí. No sé si pueda perdonar y tolerar ese matrimonio al mismo tiempo que intento acercarme a Mónica.

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