Sentencia Al Corazón

20.Papás

Navarrete

—Muchas gracias, de verdad no lo hubiera logrado sin ti José Luis

—No te preocupes Marissa, ahora a comenzar de nuevo con tu hija

—Así será, no sé que hubiera sido de mí si Julián me ganaba la custodia..

Nos despedidos y salgo del juzgado, siempre quiero ganar todos mis casos pero con este me quedó un sin sabor, en estos casos la madre siempre tiene ventaja pero también es lamentable que el padre no pueda tener los mismos derechos, eso sí, debe pasar manutención normalmente.

Llego a la casa y voy directamente a la habitación de Lucho, que raro, me dijo que estaría en casa a esta hora. Aprovecho que no está para revisar su laptop, sé que no debería pero me tiene muy intrigado últimamente.

No encuentro nada, nada más que archivos de la universidad o de la constructora de Altagracia, uno de esos llama mi atención y entro, no, no puede ser.

Son fotos chicas desnudas, golpeadas y llenas de pintura.

—Pa' ¿qué haces?

—Me explicas que mierda esta

Lo agarro del saco y siento frente al computador.

—¡Habla hombre!

—Me lo compartieron unos amigos

—Esto es enfermo, es horrible Lucho, como se te ocurre tener fotos de esas niñas en esa condición— veo— espera, ¿esta no es la salió en las noticias hace unas dos semanas?

—Eh.. no, no creo

—¿De dónde sacaste estas fotos?

—Ya te dije que me las compartieron unos amigos

—¿Qué amigos?, ahora mismo me das los datos y me mandas esas fotos

—¿Para qué?

—Que no te das cuenta que tus amigos pueden estar involucrados en esto, ¿y si son de la tal banda arcoíris?

—Como crees, estás paranoico, no ando con delincuentes

—Tú no sabes de estas cosas, haz lo que te digo mijo, me mandas todo y eliminas eso, es delicado que lo tengas tú

—Está bien pa'

—Ya quita esa cara, nomas me asusté— juego con su cabello— yo sé que eres incapaz de dañar a alguien y menos a mujeres inocentes, pero no sé nada de tus amigos así que mejor prevenidos, anda, haz lo que te digo

Salgo de la recámara topandome con Eleonora.

—Te estaba buscando— me besa

—¿Cómo estás?— quito sus manos de mis hombros— ya iba de salida

—Pero si acabas de llegar— besa mi nuca

—Sí, tengo mucho trabajo, solo vine a darme un baño

—Te acompaño

—No Eleonora, estoy de afán

Subo a la recámara y en eso recibo un mensaje de uno de los escoltas eque tengo en casa de Altagracia avisandome que ya llegó de su viaje de Valle de bravo con su hija y que en un par de horas vuelve a irse pero esta vez del país y sola.

Ahora que recuerdo, para estas fechas era lo del viaje a Brasil.

Estoy entre la espada y la pared, aunque discutimos mucho es la primera vez que duramos tantos días sin mandarnos ni siquiera un mensaje, y en realidad no pretendo hacerlo, pero ya me había comprometido a terminar con el contrato de Brasil y unos cuantos que firmé.