11.Mentiroso

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Altagracia

—Altagracia por favor baja el arma

—Regina, hazte a un lado o no respondo

—No dejaré que cometas una locura, tú lárgate Saúl

—No.. yo no me voy

—¡Lárgate!— lo empuja

Disparo cerca de su hombro pero al ver que casi le cae a Regina me detengo bajando el arma.

—¿Estás bien?

Me mira aterrada y guardo la pistola en mi bolsa, Matamoros se lleva a Saúl quien sabe a donde y yo decido salir.

—Altagracia, te estás dejando llevar por el rencor, después de todo lo que perdiste, todo lo que pasó, no lo hagas de nuevo, qué no te das cuenta de que la vida te dio la oportunidad de recuperar a tu hija, a tu familia y tú sigues pensando en repartir balazos

—La vida me quitó una hija también, y fue culpa de ese pinche pendejo, yo quise hacer las cosas bien para cada vez que lo intento es otro golpe para mí

—Lo sé, pero somos lo único que tienes ahora, y a pesar de todo, ninguna de nosotras te odia, si te esforzaras en cambiar, seríamos una familia como cualquier otra

—Ya Regina, olvida lo que acaba de pasar— la abrazo

Cuando se pone con sus cantaleta, es un dolor de cabeza pero tiene algo de razón. Y ahora que recuerdo, traté muy mal a Mónica ayer, en realidad, traté mal y a alejé a todos, incluso a Matamoros, el único que se quedó y me obligó a bajar la guardia fue Navarrete, cosa que no me agrada, se está tomando demasiadas atenciones conmigo y yo lo estoy permitiendo.

Nos despedimos y luego de ver la ubicación de Mónica, conduzco hasta el hotel, en cuanto abrió la puerta supe que no está bien.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a verte— paso— más bien, ¿qué haces tú aquí?

—¿No que no querías verme?

—Mi amor, no quería ver a nadie, no estaba bien, pero eso ya pasó- acaricio su mejilla

—¿Ya pasó?, contigo todo pasa al parecer

—Vámonos de aquí Mónica

—Yo no voy contigo a ningún lado Altagracia, estoy harta de que simplemente me hagas a un lado cuando quieres y luego regreses a mi vida como si nada

—Yo no te hice a un lado, simplemente quería estar sola, tal vez no te hablé de la mejor manera pero es algo que no puedes entender porque no te ha pasado, no sabes lo que me costó salir de la cama, y más aún, de esas cuatro paredes y solo lo hice por ti

—Tengo que ir a la fundación, permiso

—No te seguirás quedando en este hotelucho, ¿qué hay de tu casa?

—Por si no lo sabes, mi esposo está llorando y borracho en una cantina porque perdió a su hijo y a la mujer de su vida y esa no soy yo, así que me voy a divorciar, esa casa ya no es mi casa

—A ver, es él quien debía irse, no seas tonta Mónica, esa casa es tuya

—No quiero estar ahí, no me importa

Su voz se corta aunque intenta disimular por el coraje, ella de verdad lo ama y eso me frustra sobremanera.

—Bueno, ya te compraré otra y todas las que quieras pero ahora quédate conmigo, si no me quieres hablar por ahora está bien, pero la casa que acabo de comprar es enorme y no voy a permitir que te quedes en este lugar, Matamoros se está encargando de todo así que nada más es que escojas algunas cosas para tu recámara y estará listo esta semana

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