Sebastian Morelli.
Las opciones y el tiempo se termina. Casualmente David decidió conseguirse una novia, y no cualquiera. Se consiguió una modelo de agencia.
¿Qué tan inapropiado sería arrebatársela?
Después de todo no sería la primera vez.Pero ese es otro tema.
Han pasado dos semanas y sigo sin encontrar a la persona correcta. Observo el perfil de Madisson, mi vieja amiga de la universidad, con la que tuve buenos polvos en mis años de estudiante. Pero aquello se terminó en el momento en que dijo "te amo" en pleno acto.
Sé que le rompí el corazón, pero así es la vida, ¿qué le vamos a hacer? Supongo que el amor no es para todos.
El amor me parece una completa cursilería, perdida de tiempo en pocas palabras, ¿por qué es tan necesario para las mujeres escuchar un "te amo" cuando simplemente te pueden dar una buena follada sin compromisos?
Sé que en cuanto le diga a Madisson "me equivoqué, si te amo" vendrá corriendo a mí. No lo dudaría ni un segundo.
Estoy por escribir el mensaje de texto más cursi que puedo imaginar, cuando de pronto entra mi secretaria a mi oficina causando alboroto.
—Si acepto casarme con usted—dice, sorprendiéndome.
—¿Se puede saber cómo ha cambiado tan rápidamente de opinión?
Y como si la hubiera lastimado, comienza a llorar.
Ruedo los ojos, pero no lo nota ¿hay un día dónde esta mujer no llore?
—Lo siento—dice, entre sollozos—créame que es lo último que quiero hacer y me avergüenza demasiado tener que recurrir a esto, pero es mi padre...
—¿Qué pasa con su padre?
—Le han detectado una enfermedad en el corazón—responde, tomando asiento frente a mi escritorio—y el tratamiento es demasiado costoso—continúa—requiere de cuidados, medicinas que no alcanzo a cubrir con mi sueldo ni con la pensión que recibe mi padre—limpia sus lágrimas—y usted señor, es mi única opción. Estoy dispuesta a colaborar con usted, a dejar de lado mis ideales y tontas ilusiones con tal de que me ayude con el tratamiento de mi padre. Es mi única y última oferta.
Me sorprende todo lo que me dice, pero sé que sin dudarlo yo también haría lo mismo por las personas que quiero.
—Pues... supongo que acepto su propuesta señorita Beck—respondo—también acepto casarme con usted.
Sus manos están temblorosas, y siento una sensación extraña cuando tomo su mano entre la mía por encima del escritorio. Su mano es suave, cálida, y electrizante de algún modo.
Pretendía darle un ligero beso en la parte superior de su mano, como muestra de agradecimiento, pero mi valor se ha ido de vacaciones y no comprendo el porqué.
—Sé que usted comprenderá que mi padre no puede alterarse por ninguna razón—menciona Paula, retirando su mano de la mía.
Me pregunto si ella tuvo la misma extraña sensación que yo.
—Comprendo—respondo.
—Por lo cual, esta vez no le exigiré pero me agradaría que pudiera hablar con él. Miéntale y dígale que sus intenciones son buenas conmigo, dígale que de verdad me ama y que va a protegerme. Solo eso lo mantendrá en calma. Sé que estas cosas no van con usted, y créame que es la última vez que se lo pido; pero pida mi mano formalmente.
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"El caos que somos"
RomancePaula Beck, secretaria de Sebastian Morelli, un importante y gruñón empresario. Quien además de ser egocéntrico es ambicioso, y con el objetivo de agrandar su fortuna debe contraer matrimonio lo antes posible y permanecer casado por lo menos seis me...