Sebastian Morelli
¿Por qué es tan difícil encontrar a la chica perfecta?
Llevo toda la semana pensando en quien podría ocupar ese lugar, pero es imposible cuando veo los escenarios posibles y me encuentro con locas psicóticas que estoy seguro que jamás me darían el divorcio.
Pienso en esa chica; Lorena, del bufet de abogados que lleva los asuntos familiares y de la empresa.
Y justamente la estoy esperando.
Observo mi reloj, más de media hora y no llega.
Estoy por pedir la cuenta, cuando aparece por la puerta, porta un vestido rojo muy elegante, su cabello rubio ondulado al aire, y es imposible no centrar mi vista en sus curvas. Es la mujer ideal.
Sonrío amablemente cuando se detiene frente a mi mesa, y abro la silla para que se siente. Después de todo: soy un caballero.
—¿Les gustaría ordenar algo?—pregunta el mesero.
—Una botella de Champagne, por favor—respondo.
—En un momento—comenta.
—¿Ahora si puedo saber de qué se trata todo esto?—cuestiona Lorena—Creí que no querías volverme a ver después de que tú y yo...
—Me di cuenta de lo mucho que me haces falta, Lorena—miento—estos meses sin ti... han sido difíciles.
—¿Te has golpeado la cabeza?
—No—río–sé que fui un patán contigo, y sé que no merezco tu perdón. Pero toma todo de mí pararme frente a ti y decirte lo mucho que me importas y lo enamorado que estoy de ti, Paula.
—¿Me dijiste Paula?—cuestiona, indignada.
—¿Qué? ¡No! ¡No! ¡No!
—Ahora me tachas de mentirosa...
—¡Por supuesto que no! Quise decir que Paula, mi secretaria, está en la mesa de allá—señalo, detrás de ella.
—Yo... lo siento. Creí que me habías llamado por otro nombre. Eso es lo peor que puedes hacerle a una mujer, ¿sabes?
—Si, si—digo, intentando mantenerme concentrado en lo que me dice. Pero mi atención está en la mesa de Paula, junto al imbécil de su novio, quien la abraza contra su cuerpo y conversa con sus padres.
Noto como Aaron le deja un beso en la mejilla, y noto la cara de incomodidad de Paula. Sé que está aparentando algo que no es. Lo que no entiendo es el porqué, y mucho menos entiendo como ha decidido aceptarle una salida más a Aaron después de que toda la semana se la ha pasado llorando por lo que le hizo.
—¿Me estás escuchando?—pregunta Lorena, moviendo la palma de su mano frente a mis ojos.
—Claro que si—finjo.
—¿Ah si? y ¿de qué te estaba hablando?
—Ya sabes... el calentamiento global—titubeo.
Toma la servilleta de sus piernas y la arroja a la mesa al ponerse de pie, dispuesta a marcharse.
—¡Esto es una pérdida de tiempo, Sebastian!—dice, furiosa—sabía que era una mala idea venir a verte.
¿Creen que sea demasiado tarde para hablarle de mi plan?
La dejo ir. Ya pensaré en alguien más.
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"El caos que somos"
RomancePaula Beck, secretaria de Sebastian Morelli, un importante y gruñón empresario. Quien además de ser egocéntrico es ambicioso, y con el objetivo de agrandar su fortuna debe contraer matrimonio lo antes posible y permanecer casado por lo menos seis me...