•Capítulo 11: La boda•

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Sebastian Morelli

—Lo veo y no lo creo—escucho decir a Jonah detrás de mí—creí que no viviría para presenciar esto.

—¿Quisieras dejar de lado tus tonterías y vendrías a ayudarme con esta corbata?—cuestiono frente al espejo del hotel donde sería la recepción.

—Es una corbata un poco... distinguida. Aunque algo alejada de tu gusto.

Los estampados no son exactamente de mi agrado, mucho menos los lunares. Pero según el padre de Paula, está corbata ha pasado de generación en generación. Ya entiendo de donde saca Paula lo sentimental.

—El padre de Paula me pidió que la usara—digo.

—Las cosas que uno hace por amor, ¿verdad?—comenta Jonah. Se aleja de mí y toma un bocadillo de la mesa de cristal de la habitación.

Ruedo los ojos.

—Al dinero, por supuesto.

Por alguna extraña razón estoy nervioso, ¿Y si Paula no llega?

Ella no me haría eso.

Me doy un último vistazo al espejo. Luzco perfecto, no puedo mentir.

—La familia de la novia ha llegado, señor—comenta Heather, la Wedding Planner que me encargué de contratar.

—En un momento estaré ahí—respondo.

Para no causar un gran escándalo decidimos que la boda sería una celebración íntima. Los invitados consistían en mis padres, mi abuelo, Jonah y su esposa Isabella, familiares, algunos amigos muy cercanos,  y el idiota de David por supuesto. Por parte de Paula sólo asistían sus padres, y alguna que otra amiga cercana (a las que no les caigo muy bien, lo sé por la manera en que me miran, pero que les den)

—No sabes la cantidad de chicas que me han llamado preguntando si lo de tu compromiso es verdad—comenta Jonah—supongo que no les quedará duda cuando vean las fotografías por toda la ciudad. ¿No crees que estás llevando esto muy lejos?

—Créeme que me duele más a mí que a ti. Jamás vi el matrimonio como una opción, pero es por un bien común. Pero tienen a Sebastian Morelli para rato, Paula y yo lo hemos hablado, no dejaré a mis chicas. Seré discreto, pero ante los ojos de los demás soy un esposo fiel y excepcional.

—¿No crees que es tiempo de que cambies?

—¿Y que tengo que cambiar de mí según tú?—resoplo.

—Piensa en las posibilidades, retirare del mercado de chicas. Paula es una buena mujer, inteligente, eficiente y muy guapa.  Es la única
que soporta tu malhumor en la oficina. Tiene todas las características de la mujer ideal.

—Ella no es mi tipo, ¿cuántas veces te lo tengo que decir? Y en segundo lugar, tampoco soy el tipo que Paula necesita permanente en su vida. Seis meses. Ni un día más, ni un día menos. Firmamos el divorcio y seguimos nuestros caminos.

—¡Hijo!—entra mi padre exaltado en la habitación—¡La novia no está!

Siento que me desvanezco, ¿Cómo que no está?

—¿Cómo que Paula no está?

—La organizadora de bodas me ha dicho que tenía todo listo y la muchachita desapareció en un par de segundos. Nadie sabe donde puede estar. ¡Esa muchachita estúpida nos va a echar todo a perder!

—Cuida el tono de tu voz, padre—menciono, aprieto mis nudillos y siento como la sangre hierve por mis venas al escuchar esa maldita palabra salir de su boca.

"El caos que somos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora