4. Spanking.

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Había iniciado como un pequeño accidente, George sabía que Alex no había querido lastimarlo a él de esa manera, que había sido algo que había hecho sin pensar, pero sabía que el tailandés no se arrepentía de nada.

Había sido un pequeño azote en su trasero, un día, mientras cruzaban caminos en el paddock.

Fue casi como un juego para ellos, o se suponía que así debía ser.

Pero George solo pudo sentir el calor arrastrándose hacia el sur, rápidamente, nunca en su vida había corrido tan rápido.

Al menos todos habían pensado que estaba abochornado por correr y no por lo que realmente era.

Más tarde ese día, Alex había llegado a su cuarto y cerrado la puerta detrás de él, sus miradas se habían cruzado y en torpes intentos lo habían intentado nuevamente.

Eso había sido hace meses, un tiempo bastante largo, porque ahora Alex era un experto en manejarlo a su antojo.

Sabía que si acostaba a George sobre su regazo llegaría al orgasmo más rápido, si lo sentaba sobre sus piernas entonces terminaría tan excitado que después le haría una mamada al más alto, si el tailandés lo recargaba contra la pared y lo sostenía por detrás entonces no podría parar de rogar hasta que lo follara en esa posición.

No sabía del todo porque se sentía tan bien cuando su novio lo azotaba, pero había algo en sentir su trasero tan sensible y caliente que simplemente lo excitaba.

Supuso que en parte por como se sentía la mano del mayor sobre su piel, tan áspera y dura, o quizá era que después de eso estaba sensible como el infierno, o la quemadura que produciría y que le traería recuerdos increíbles de eso.

Sentir el poder que tenía esa mano sobre él le hacía imaginar cosas bastante sucias.

Aunque también tendría que ver como es que Alex le daba la nalgada, si era juguetona y suave entonces sabría que tendría un día entretenido con su travieso novio, si era más bien firme y picante entonces era que estaba en problemas, como ahora mismo.

Mordió su labio cuando vio la mirada de advertencia del tailandés, pero la ignoró y siguió coqueteando con el mecánico de Sargeant.

Todo era juego, y todos lo sabían, porque todos sabían que Alex era su pareja, casi todos en las escuderías de ambos pilotos los habían encontrado en posiciones comprometedoras, sobre todo James y Toto, lo que seguía siendo tan incomodo como cuando tus padres te encontraban.

El punto es que todos lo sabían, pero aun así, George era un juguetón y todos lo aceptaban, incluso su novio, pero ahora mismo parecía que por alguna razón estaba celoso del chico frente a George.

Cuando sintió que había sido suficiente se despidió de todos y emprendió su camino de regreso a Mercedes.

No esperó que lo jalaran para entrar en una oficina.

Todo lo que vio antes de que lo inclinarán contra el escritorio fueron los ojos acerados de su novio, y ahí supo que estaba jodido, quizá si tenía suerte también en el sentido literal.

Alex trabajo rápido en bajar sus pantalones y ropa interior y antes de que George pudiera prepararse mentalmente el golpe llego contra su glúteo.

El grito que salió de su garganta fue en parte de dolor, en parte placer, el más alto tapo rápidamente su boca con su mano.

– Silencio, cielo mío, alguien podría escucharte... ¿O quieres que nos escuchen?, dudo que James este muy feliz por el uso que le estamos dando a su oficina – por supuesto que era la oficina del jefe de Alex.

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