19. Stuck in a wall.

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Lewis tenía que admitirlo, lo había hecho totalmente a propósito.

Todo había comenzado con una llamada que le habían hecho Nano y Checo, gritando como es que Nico estaba atorado y simplemente no podía salir, y su lindo rubio había estado a punto de entrar en pánico, había corrido solo para ver al alemán con la mano atorada en una lata de galletas, a punto de gritar.

Lo había imaginado en un escenario muy diferente, y para ser honestos, le había interesado hasta la parte de entrar en pánico.

Desde entonces la idea no había salido de su cabeza, y decidió hacer algo al respecto, pero tenía que pensar muy bien, no quería lastimar a su rubio, pero que tampoco pudiera salir del todo fácil, y un día mientras viajaban llegó su respuesta.

Así que había invitado a su novio a un picnic fuera de la ciudad y todo iba bien, se habían reído, besado, compartido comida y luego habían leído, fue solo entonces cuando mando a Nico a sacar algo de la cajuela, que se aseguro de cerrar por dentro para que no funcionara.

Así que mientras Lewis "intentaba" abrir, el alemán iba a entrar por el compartimento que había en la parte trasera del auto, otra cosa que el británico había arreglado, para que solo el asiento de en medio pudiera abrirse.

No paso más de un minuto cuando su rubio se quedo atorado.

Y aquí estaban, su lindo alemán lo amenazaba con que si no lo sacaba iba a dejarlo sin sexo por dos meses, pero la erección ahora libre le decía otra cosa.

– Vamos, corazón, se que también lo quieres – sacó su propia erección para empezar a pasarla por entre las nalgas del rubio, vaya que se veía tan caliente la imagen.

La espalda arqueada y descubierta del menor, sus pantalones hasta la rodilla y ese par de glúteos tan apetitosos.

– ¿No es un poco cliché? – Lewis se encogió de hombros, mientras llenaba sus dedos de lubricante, y metía dos de ellos de golpe, agradecía haber cogido en la mañana porque el alemán seguía abierto y no tendrían que esperar.

– Un poco, pero, ¿A quién carajo le importa?, en esta posición te vez tan sexy, y demasiado follable, tengo que aprovecharme de mi pequeño novio inocente.

– No soy pequeño y mucho menos inoc-... hijo de puta, lo hiciste a propósito – el moreno golpeo una de las nalgas con su palma abierta, provocando un sonido fuerte y un gemido por parte del alemán.

– No insultes de mis padres, y sí, lo hice a propósito, culpable de los cargos, pero necesitaba joderte así – antes de que Nico dijera algo más, el británico se posiciono mejor y llevo su lengua al agujero delante suyo.

Tomo las dos mejillas y las abrió para que su talentoso musculo hiciera su trabajo.

Metió solo la punta y luego la saco para molestar al alemán.

– Lewis Hamilton, más vale que uses esa lengua como sabes, es lo menos que merezco luego de que me metiste en esta situación – el moreno sonrió, una sonrisa llena de intenciones sucias.

– Como lo pidas, corazón mío – y entonces hizo justo lo que le pidió el menor.

Hundió el musculo dentro del agujero y empezó a hacer todas las cosas sucias que sabía hacer con ella, trabajando muy bien el apretado musculo que tenía, de vez en cuando saliendo para lamer la entrada o para dejar pequeñas mordidas en las mejillas de su esposo.

Sabía que había sido suficiente cuando vio a Nico temblando, así que lamió una vez más antes de dejar un pequeño beso en la entrada, se levantó para posicionarse mejor y simplemente hundió su pene en ese instante y comenzó a joderlo.

Cerró los ojos y recargo una de sus manos en los asientos mientras la otra sujetaba la cadera del menor, dictando el ritmo de las embestidas.

No pudo ser lento y cuidadoso como quería, simplemente tomo lo que quiso del rubio, jodiendo profundamente ese bello trasero que tragaba su polla, de una manera rápida y brusca, provocando sonidos obscenos por la manera en que las nalgas blancas y sus piernas chocaban.

Las paredes perfectamente hechas para recibirlo, dándole el ligero apretón que le encantaba, esa calidez que solo lo hacía más sensible y la vista que tenía al ver desaparecer su miembro dentro. Las piernas temblorosas del menor, esa hermosa espalda perlada, los sonidos ahogados por el interior de la cajuela, la cintura estilizada desde esa posición.

Todo era justo como lo había imaginado, quizá un poco mejor, después de todo su imaginación no había llegado a tanto como para sentir todo el placer que lo recorría.

En algún punto su placer fue demasiado que simplemente tomo las piernas de Nico y las alzo, para darle un ángulo en el que llegará más profundo, y tuviera al amor de su vida gritando su nombre.

Se corrió cuando el menor le suplico que lo llenara de su semen, gritando el nombre de su esposo y sujetando con fuerza aquellas piernas blancas.

Una vez que recupero un poco el aliento se inclino y tomo el pene de su alemán, haciendo un trabajo rápido para ayudarlo a correrse, cosa que no tomo más de dos empujones.

Eso hizo sonreír al británico, no había sido el único en disfrutar de eso entonces.

Cuando el alemán se dejo caer sobre el asiento supo que tenía que sacarlo de ahí, así que salió de su interior, tomándose unos segundos para ver como su corrida salía del agujero usado y maltratado de su marido y corría por sus piernas.

Le dio una pequeña nalgada antes de inclinarse para abrir otro de los asientos y luego tomar a Nico entre sus brazos, dejándolos caer en el asiento libre mientras lo abrazaba.

– Eres un pervertido, Hamilton – Lewis se rio entre dientes y beso a su alemán, si, le había gustado, pero realmente necesitaba besar a su esposo para que fuera perfecto.

Se separaron unos minutos después y le sonrió al alemán.

– Pero no me tendrías de otra manera, y lo sabemos – el menor suspiro, pero lo miro con cariño.

– No, no lo haría, sigue besándome, me lo debes, me duele mi trasero – Lewis se rio, pero cumplió la orden de su alemán.

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Sí, sí, se que no es una pared, pero no se me ocurrió nada para esto.

Nos leemos hasta la próxima.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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