2. Shibari

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Había algo en el control que Mark disfrutaba tanto, quizá era porque por fin podía decidir cada paso y saber que lo que sea que ocurriera estaba bajo su poder.

Había tantas formas de tener poder, sin embargo una de sus favoritas era a través de la expresión de emociones y sensaciones, y solo por medio de cuerdas y nudos, sin duda el arte japones era una estética bastante erótica.

Le encantaba formar patrones y poder apreciar al final todo su trabajo arduo, algo que antes no había tenido oportunidad de hacer.

Se levantó para admirar el desastre que era Fernando.

Ese pecho trabajado, todos esos músculos con piel bronceada, su respiración acelerada, el contraste de su color de piel con el color de la cuerda, su boca sacando pequeños jadeos y gemidos solo para él, y como adorno tenía el par de ojos cafés que lo miraran con necesidad y suplica.

Por favor, Mark, amor, haz algo – no había aprendido del todo español, incluso después de tantos años, pero vaya que esas palabras las sabía de memoria.

Hizo que su sonrisa creciera, se inclinó para llevar sus labios sobre la oreja del español.

– ¿Qué quieres, mi lindo conejito? – como siempre que decía el apodo, el español se removió, necesitado.

Lo que sea, lo que sea, solo haz algo, duele – el australiano miro al hombre debajo suyo, y luego bajo su mirada a la entrada del otro, y por consecuencia al miembro totalmente duro y seguramente dolorido.

Llevó un dedo para recorrer ambas partes del cuerpo del otro, Fernando soltó un gemido que debería ser ilegal.

– ¡Mark!

– Dime, amor mío, ¿Qué necesitas de mí? – el más joven soltó un quejido.

Tu polla, necesito tu maldita polla dentro de mí – Mark sonrió y se inclino para lamer el pezón derecho del hombre más bajo, quien soltó un grito ante la sensación.

 – Primero déjame disfrutar de mi pequeño trabajo – aun así se compadeció de su pareja y metió dos dedos lentamente dentro de su agujero.

Paso su lengua al otro lado del pecho y le dio la misma atención que le había dado al otro pezón.

– SI tuviéramos más tiempo y tu no tuvieras una carrera en unas horas, entonces te habría dejado en esta posición durante un par de horas, atendería mis asuntos y una vez que me desocupara llegaría a usar este apretado agujero, me preocuparía por mí y te dejaría ahí, usado y lleno de mi semen – sonrió cuando sintió como el interior del español se encogía, seguramente ante la imaginación de tal escena.

Sus dedos entraban y salían a una velocidad lenta, torturosa para el otro.

 – O quizá haría que usarás tu boca y te jodería hasta dejarte sin aire, y cuando estuviera a punto de correrme sacaría mi verga de tu boca y me correría por toda tu cara, no dejaría que probarás nada de eso, se lo mucho que te encanta, en cambio haría una maravillosa pintura en tu rostro – para diversión del australiano, el otro hombre negó como si hubiera propuesto un crimen de lo peor.

Sacó sus dedos de la entrada del otro y empezó a recorrer lentamente ambas manos por el diseño de las cuerdas.

Al rededor de esos muslos bien trabajados, con los que se frotaba de vez en cuando, el pecho grande que sujetaba mientras lo jodía cuando estaba en cuatro, o quizá el cuello que también servía de palanca cuando lo tomaba por atrás.

Todos sus lugares favoritos eran sostenidos por esa brillante cuerda, tan suave, pero resistente.

Folláme, Mark, te necesito – el ex piloto sonrió y lo besó mientras lo penetraba lentamente, normalmente usaría condón, a pesar de lo que había dicho no solía dejar un desastre en el cuerpo del otro cuando era día de carrera.

Pero por esta ocasión quería que el otro sintiera su semen escurriendo por su trasero y piernas mientras manejaba un auto a más de 300 kilómetros por hora.

Una vez que se enterró totalmente en el utilizo las cuerdas que unían los brazos y las piernas y empezó a joderlos sin control, los sonidos que salían del más bajo pronto empezaron a escucharse por toda la habitación.

 El sudor que recorría el cuerpo del otro hacía que brillará un poco y eso solo hizo resaltar el rojo en el cuerpo del otro.

Soltó un jadeo cuando el español apretó su entrada por una estocada particularmente castigadora.

Más rápido, más rápido, más rápido – el australiano con gusto cumpliría la petición de su pareja.

Aceleró el ritmo, sin perder la fuerza, se sentía tan bien estar enterrado dentro del otro hombre, tan caliente y apretado que hacían que su cabeza empezará a dar vueltas.

 Se conocía muy bien, sabía que estaba a punto de correrse, así que llevo una de sus manos al miembro hasta ahora olvidado del otro, que lo hizo sollozar por la sobreestimulación.

Incluso esa parte del cuerpo del español tenía una cuerda a su al rededor.

Mark empezó a mover su mano de arriba a abajo, provocando que el otro soltará ruidos cada vez más altos, si bien le encantaba que el otro hiciera esos sonidos, no podía permitir que alguien entrará y notará la posición comprometedora en la que el otro se encontraba.

Ese privilegio solo le pertenecía a él, y lo protegería con todo, así que se inclino y tomo la boca del menor en la suya, besándolo tan salvaje como lo estaba follando.

Con los ruidos silenciados correctamente, podía concentrarse en hacer al otro correrse, por lo que hizo lo que siempre servía, llevo una de sus manos a su pecho y apretó uno de los pezones del español.

Mark apenas pudo cubrir el grito que el otro dio mientras tenía su orgasmo, el liquido alcanzo a salpicar sus pechos y parte de sus cuellos, sin embargo, el apretón extra en el agujero del más bajo provocó que el llegará a su propio orgasmo, llenando al otro de semen.

Se retiro rápidamente y cayó a un lado del otro, ambos respirando profundamente para tratar de calmar sus corazones acelerados.

Cuando se calmó lo suficiente se dio la vuelta para empezar a deshacer los nudos, con el mismo esmero con el que los hizo, una vez que su trabajo estuvo terminado no pudo evitar sonreír.

Las marcas de su diseño quedaron en la piel del otro.

Tardaría un par de horas en que se fueran, el tiempo suficiente para que Mark pudiera pensar en otro diseño que combinará con el que acababa de hacer.

– Me quedó bien, pero tengo que admitir que solo se ve así de espectacular porque el lienzo es lo especial de todo – Fernando giro su cabeza para mirarlo y regalarle una sonrisa coqueta.

 – A la próxima usa una cuerda verde, creo que combina perfectamente con mis ojos – Mark se rio y poco después se inclino para besar a su pareja, sin duda no tenía ningún problema con probar la teoría del español.

– ¿Quizá podamos invitar a cierto compañero tuyo?

– ¿Estás seguro?

– Bueno, él solo quiere ver, mientras no toque nada que me pertenece, no tengo ningún problema – Mark mordió el labio del más bajo mientras sonreía.

Sí, era una buena idea, pero eso sería para después, ahora mismo debía besar al español con locura antes de que se terminará su tiempo. 

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Hay algunos temas del calendario que no son lo mío, y que de plano siento que no podré escribir, así que voy a cambiarlos, pero no sé preocupen, habrá calendario completo.

Nos leemos hasta la próxima.

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