18. High heels

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El japonés golpearía a sus novios en cuanto los viera.

Sabía que la idea era totalmente de Pierre, pero Liam no había hecho nada para detenerlo, es más, parecía interesado en la idea.

Se paro frente a los dos hombres vistiendo solo un par de tacones negros, altos, usaba unas medias traslucidas de color negro que le llegaban a la mitad del muslo, y un pequeño calzón negro que no dejaba nada a la imaginación, la mirada de sus chicos le dijo a Yuki exactamente el par de pervertidos que eran.

– ¿Están contentos con la vista?, ¿Puedo ir a cambiarme ya? – el francés lo miro tan intensamente que el menor de los tres sintió que dejaba de respirar por unos segundos.

– Mi niño canguro, ¿Por qué no le enseñamos lo que teníamos en mente? – solo bastaron esas palabras para que el rubio se levantara y caminara directamente a él, sin darle oportunidad de moverse.

En cuanto el australiano lo alcanzo lo tomo por la cintura e hizo que se agachará, cosa que lo hizo gritar e iba a decir algo cuando escucho los gemidos de sus novios.

– Te dije, se iba a ver más estilizado, si tan solo pudieras verte mon petit boulet de haine, sabes que hacer mon beau petit kangourou – Yuki quería preguntar que iba a hacer cuando sintió el golpe en su nalga.

Cosa que lo hizo gritar, pero no de enojo o dolor, ese grito fue más como un gemido.

– Mira nada más esas hermosas piernas, hazlo sentir bien Liam – el japonés vio como su novio francés se sentó frente a ellos, quizá un poco más a la izquierda, con la mirada puesta en algo detrás de ambos, demasiado concentrado en eso, y por más que Yuki quiso moverse para ver, el brazo de su novio australiano lo mantenía en el lugar.

Pronto las manos empezaron a vagar por sus piernas y cadera, provocando escalofríos en el cuerpo del menor, sobre todo combinado con la mirada intensa del castaño, que lo ponía de nervios.

Los toques siguieron por un buen rato, provocando que el pelinegro se removiera en su lugar y que su polla se llenara.

Entonces una de las manos se retiro y dejo al menor sintiéndose un poco incompleto, giro a ver a Liam solo para descubrir que estaba poniendo lubricante en su mano, su polla se intereso ante el pensamiento.

La mano desapareció de su vista y el japonés empezó a respirar más rápido, desenado lo que venía a continuación.

Dos dedos entraron en él de golpe, provocando que dijera una serie de palabrotas que hicieron reír a los dos hombres en la misma habitación en él.

Liam no lo dejo insultarlos porque pronto los dos dedos empezaron a hacer movimientos de tijeras y a salir y entrar, sin ninguna compasión, como si el agujero del pelinegro fuera solo un juguete para joder.

Un tercer dedo se unió a la acción e hizo que Yuki apretara los dedos de sus pies.

Se sentía tan bien, quería más.

– El siguiente paso hazlo con cuidado – el japonés apenas había registrado las palabras cuando sintió la mano salir de su agujero, cosa que lo hizo quejarse en voz alta, pero pronto esa mano obligaba a una de sus piernas a subir para acomodar su pie sobre una mesa auxiliar.

Tan pronto como su pie estuvo seguro los dedos volvieron a su interior, está vez cuatro.

El japonés quiso subir, pero Liam lo mantenía muy bien en su lugar, con el trasero en lo alto.

Más palabras salieron de su boca, sin estar del todo seguro de que había dicho, salvo quizá que esta se la iban a pagar, supo que dijo eso porque cada vez que decía eso Liam empezaba a atacar su próstata sin piedad.

Tocando una y otra y otra y otra vez ese punto que lo hacía gritar como un lunático.

El sonido de los dedos entrando y saliendo se escuchaba por toda la habitación, así como los gemidos del pelinegro y los jadeos del rubio, sin embargo su novio castaño estaba en silencio, observando todo mientras se masturbaba desde su lugar en el sillón.

Mierda.

No tomo mucho tiempo para que Yuki se corriera en el interior de su ropa, y en cuanto lo hizo Liam lo obligo a permanecer en esa posición mientras forzaba a su boca a recibir el miembro del australiano.

Tomo un poco de tiempo acostumbrarse a la posición, pero pudo tomar el pene de su novio mientras este todavía seguía penetrando sus dedos en su agujero.

Pierre todavía tenía la mirada clavada en los dos.

El pelinegro solo podía verlos mientras trabajaba su lengua sobre el miembro de su otro novio, llevándolo al limite poco después.

No le quedo de otra solo que tomar todo el semen que había llenado su boca, se aseguro de tragarse todo antes de retirar la polla ahora un poco flacida del rubio.

Fue solo entonces que el australiano lo dejo ponerse totalmente de pie, y lo ayudo a bajar su pierna de la mesita en la que había estado, cayendo directamente en los brazos de su novio, quien los encamino a los brazos abiertos de Pierre.

Se dejaron caer sin cuidado sobre el francés, y solo entonces Yuki vio que tenía tan entretenido a su novio.

Dos espejos, dos espejos que tenían el ángulo perfecto para poder observar la entrada del japonés.

Todo ese tiempo su novio había visto como Liam lo jodía con los dedos, y había admirado como se estilizaban las piernas de Yuki con los tacones negros y las medias semitransparentes del mismo color.

La sola imagen mental lo hizo gemir.

Bien, la idea de Pierre no era estúpida, le había gustado, y mucho.

– Alguien aprueba nuestra idea estúpida – la risita de Liam hizo que quisiera golpear al francés. 

– Creo que el blanco le quedaría, ¿Qué opinas, moun amour?

Yuki maldijo entre dientes, apenas se estaba recuperando, no podían meterle esa imagen mental en su cabeza cuando a penas estaba registrando todo lo que había pasado.

– Quizá con un par de ligueros del mismo color – mierda, eso se escuchaba tan jodidamente caliente.

Más valía que eso fuera lo siguiente en la lista o se aseguraría de estrellar sus carros contra las barreras.

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Nos leemos hasta la próxima.

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