TIERRA EN LLAMAS.

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En la habitación del tiempo, los hijos de Goku y Piccoro ya habían estado entrenando durante casi dos años completos, pero en la tierra a lo sumo habrían pasado dos días desde su entrada a la dimensión de total vacío blanco. Piccoro podía ver que los 3 hermanos eran parecidos, pero a la vez muy diferentes entre sí.
Empezando por Godan, él aún era un niño inocente que nunca había tenido un combate netamente real, ya que su madre y sus hermanos lo mantuvieron siempre a salvo de esos peligros, más que nada porque la desaparición de Goku afectó a todos. El chico era muy incontrolable para las peleas, por eso era más difícil hacer que este mejorara sus habilidades de combate.
Kharon parecía ser un amargado arrogante y un tipo algo malhumorado, pero eso era solo porque siempre tenía el ceño fruncido; en realidad sí era todo lo anterior, pero se notaba que había heredado un poco del buen sentido del humor de su padre, y al ser tan parecido a él era como ver a Goku solo que con algo de madurez demás. Prácticamente era como ver a Bardock pero más joven, ambos incluso tenían cicatrices en la cara.
Zaiko era un caso totalmente aparte. Piccoro no lo conoció en persona, pero pudo ver su pelea con Goku desde el infierno. El nameku se esperó a un tipo violento y sanguinario, pero se encontró con un clon de su amigo. Ciertamente podía ver que este chico era el más complicado, pero el hecho de que tratara a todos relativamente bien, sobretodo a su hermano menor, y que no le gustaba recordaran lo que hizo con su media alma le llamaba la atención.

El namekiano se encontraba ahora viendo como los tres hijos de su amigo estaban discutiendo por comida (como buenos saiyajin) y alguna que otra tontería que le estaba comenzando a irritar un poco, pero al menos ya no se estaban quejando de las contestes pesadillas que Zaiko tenía frecuentemente.
Claro, Piccoro ya había aprendido a lidiar un poco con las tonterías de la raza guerrera más poderosa, pero aún así eran bastante molestos, y más aún cuando peleaban por comida. La sala de la dimensión estaba desordenada a más no poder, llena de trozos de tela rota debido a los trajes destruidos de los saiyajin, además de todo el desastre que hacían al comer.
En la mesa, Piccoro estaba sentado en la cabecera con los brazos cruzados y una cara llena de irritación y algo de molestia, al ver como Zaiko, Godan y Kharon no dejaban de pelear por tonterías.


Piccoro: Grrrr

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Piccoro: Grrrr.... ¿Estos tres no saben cuando callarse?– musitó para él mismo viendo a los 3 mestizos.

Godan y Zaiko estaban luchando por un pedazo gigante de carne. Sorprendentemente, Kharon no había comido ni un solo pedazo de cualquiera de los alimentos en la mesa, y estaba de brazos y piernas cruzadas con la mirada en el techo, mostrando una cara que reflejaba fastidio y cansancio.
Los otros dos estaban forcejeando de forma cómica, con Godan teniendo un pie en el rostro de su hermano mientras que este estaba tirando de un pedazo enrome de carne contra él.
El hijo de Chronoa comenzaba a irritarse. Piccoro se percató de qué este no estaba comiendo y le extrañó muchísimo, siendo que era medio saiyajin.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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