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Dedicado a 

Su abuela enfermaba más y más con el pasar de cada día. No se podía concentrar en clases ya que lo atormentaba el pensamiento de llegar a casa y que su abuela no viviese, con catorce años aun no era un hombre, no sabía defenderse y desconocía casi en su totalidad la maldad de la que estaba impregnado el mundo. La clase de historia de la religión era de lo peor, la odia totalmente y aún más a la monja mala sangre que impartía la materia. Tenía mucho miedo de que si su abuela moría esta dejara abogado, y ya lo había hecho, que fuese enviado al orfanato en la ciudad. Odiaba en su totalidad tal idea.

- ¡Recuerden el lunes deben venir sus representantes para la reunión mensual!- Zayn se golpeó la cara en cuanto lo oyó. La reunión mensual consistía en una estúpida junta que hacían representantes y maestros para hablar de cómo iba todo en la escuela. Su abuela no podía venir ese día, inventaría algún pretexto para él tampoco asistir y quedarse en su casa.

Corrió de vuelta a su casa, cruzando por uno que otro callejón y sintiendo la mirada de uno que otro mendigo quizás la mayoría ni lo era, podían ser simples ladrones o malosos, pero la inseguridad en la ciudad estaba desatada, nadie era seguro, solo su abuela. Algún tipo de mafia había caído en aquel pueblo haciendo ver muchos asesinatos y robos. Por raro que pareciese a Zayn nunca lo toco nadie, nada de malosos cerca de él y menos de su abuela, a un noventa por ciento de sus compañeros, cuarenta y cuatro compañeros estúpido, habían sido robados, incluyendo a dos o tres de las monjas que le daban clase, el diez por ciento que restaba era él y una niña que siempre estaba enferma y no asistía por eso no había sido robada o atacada, pero a Zayn no le había rozado ni un mendigo a pedirle alguna moneda.

Llego a portal de madera para entrar a la casa donde vivía con su abuela y esa sensación en su espalda que era recurrente cuando llegaba de la escuela o convento a veces ni sabía cómo decirle. Observado, vigilado, patrullado, rondado por alguien, como si fuese invisible a sus espaldas, pero esos ojos estaban allí. Si se concentraba de espaldas sentía que estaba en las alturas esa mirada, que unos ojos color almendra estaban allí mirando cada uno de sus movimientos y estudiando que todo el panorama para Zayn estuviera seguro. Abrió la puerta y puso los pies dentro para cortar la sensación de un vigilo continuo que tan pronto subiese a su habitación retornaría en sentimiento.

- ¡Abuela! ¡Ya llegue!- Grito Zayn, la casa lucia triste sin el antiguo recibimiento que su abuela le daba, estaba por comenzar a subir las escaleras cuando escucho el ruido de la cocina. Su abuela, la quería tanto, cocinaba lo que parecía ser sopa. Tenía días sin cocinar ella y la chica que limpiaba les mantenía siempre comida, pero no era igual a la de su abuelita.

- Zayn, que bueno que...- Detuvo su habla para empezar a toser, estaba ya muy enferma.- Llegaste.- Detuvo de remover la cacerola para tomarse un vaso de agua lleno y dos tabletas de vitaminas, se las había recetado el doctor Gheraldy hace unas dos citas atrás, el enfermero agradable no seguía allí, cuando Zayn cumplió los trece y comenzó a tener fuertes dolores de cabeza fueron de nuevo al consultorio y con la esperanza de encontrarse una vez más con James que siempre que lo encontraba le ponía de mejor humor así estuviese enfermo. Gracias por todas las consultas a las que fui y tú estabas james, creo que eso no volverá. Pensó Zayn.

- ¿Te sientes mejor?- Fue lo primero que se le vino a la mente a Zayn.

- Sí, eso parece. Quizá ya se me esté quitando lo que sea que tengo. ¡Prepare estofado de ternera!- Tenia semanas sin escuchar una oración completa de su abuela, la mayoría de veces era interrumpida por su tos o simplemente se cansaba de hablar. A Zayn le dolía verla así y no poder hacer nada, estaba totalmente fuera de sus manos.

- El lunes no tenemos clases.- Soltó así.- El concento tiene una... Una especie de convención de vírgenes traídas del Vaticano.- Que estúpida mentira ¿Vírgenes? ¿Vaticano? ¿En esta parte de Rusia? Que iluso era si su abuela le creía.- Algo así.-

- Debemos ir Zayn, quizás llegue una virgen Americana que proteja a las abuelas de nietos mentirosos.- Rio su abuela dejando el cucharon de cobre sobre el gran mesón.- ¿Me puedes decir...?- De nuevo la tos.- ¿Por qué no quieres ir?-

- Abuela... Es ese... Esa estúpida reunión mensual, de verdad no hace falta de que asistas, voy bien en todo, hasta mejore mi seis punto tres a siente punto cuatro en matemáticas.- Zayn se apoyó en el mesón haciendo su mejor esfuerzo de ignorar el rico olor del estofado.

Su abuela sonrió y se acercó a él en paso lento. Lo tomo de sus mejillas y le dio un beso en la frente para peinar su cabello, reconocía esa sonrisa, ese cabello y esos ojos, igual a los de su padre, el señor Malik, padre del padre de Zayn, tan buen amigo fue de su esposo. Siempre el señor padre juraba que a veces esconder alguna cosa haría que doliese menos, pero estaba equivocado y Zayn igual.

- ¿Por qué me mientes?- Le pregunto siendo serena, siempre era serena, Zayn no recordaba la vez en la que su abuela se hubiese alterado.- ¿Crees que tu abuelo se sentiría orgulloso? No iré porque tu no quieres, mas no es porque me creí esa mentira de las vírgenes vaticanas de nada, por cierto, felicidades por ese siente punto cuatro, un esfuerzo más mi dulzura y llegaras a ocho y medio.-

- Abuela... No me digas dulzura, ya hice la comunión y todo eso, creo estar grande.-

- A tu mamá le dije bebé toda la vida, no lo...- La tos en realidad de molestaba a Zayn, siempre lo dejaba con oraciones a medias.- diré en público. Dulzura. Zayn, hoy llegaron unas flores. ¿Sabes algo?- ¿Flores? Qué onda con las flores. Se le paso por la mente a Zayn, nada estaba en blanco.- ¿No?-

- ¿Qué flores Nana?- Levanto la cabeza señalando la mesa del comedor, flores raras, n las había visto en la floristería del pueblo, conocía las rosas, girasoles, claveles, margaritas hasta las flores de la patata. Pero estas no, era demasiado bonitas para ser económicas, debían ser costosas.- ¿no puede ser un error de envió?- Quizás se equivocó de casa el repartidor, frente a su casa Vivian las gemelas... No recordaba el apellido pero si sabía que ambas estaban próximas a casarse o eso era lo que su madre testadura repetía de dientes para afuera.

- No Zayn, venían para un Malik. Solo dije que eres mi nieto y el joven me las dio.- Su abuela suspiro y a sus espaldas escucho como se limpiaba las manos en su delantal, Zayn reposo sus manos cruzadas sobre la mesa pensando en todo lo bonito que había vivido con su abuela y que cuando muriera no habría flores que dieran significado a todo el amor que Zayn sentía por ella.- No sé ni que flores son. Primera vez en toda mi vida que las veo ¿Sabes algo de ellas, dulzura?-

- Solo que tienen bonitos colores. Además...- Se acercó y las olfateo, ¿¡Qué!? Sublime. Fue lo primero que pensó Zayn, era tan único ese aroma, adictivo y perfecto. Un aroma que deseaba que estuviese en todo el oxígeno.

Sublime, único, perfecto, lo deseaba. Me quede hipnotizado, idiotizado con su hermoso olor. Cuando abrí los ojos note que la ventana estaba abierta, aunque tenía rejas la sensación de observación regreso.

- ¿Traía una nota abuela?- Ella negó y me sonrió.- ¿Nada de nada?-

- Nada, es raro no ¿no conocemos a nadie que sepa que alguien murió? Y menos por que hoy tu abuelo no está cumpliendo años de muerto.-

- Es raro abuela. Muy raro.- Zayn sonrió y su abuela regreso a servir su almuerzo, que tenían estas flores que le aparecían tan bonitas.

Lo mejor sería esperar, solo el tiempo a Zayn era el que le entregaba respuestas.

Esas bonitas flores tenían unos bonitos ojos color café y una hermosa sonrisa. Ese era su dueño, la cosa para Zayn era ¿Quién?

Orgullo es poco lo que siento ahora por este capítulo ;') Te quiero abuelita.



The Bouquet  « Ziam »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora