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Dedicado a BooksLover90

Las calles de Rusia eran inundadas por ese vaho horrendo de siempre, un olor a pólvora y azufre que provenía del norte. En aquellas fechas los volcanesse ponían activos a dejar escapar gases y estos pasaban dichosos por la pequeña ciudad dejando el horrendo olor durante ese mes del año, una rara desgracia. La abuela de Zayn estaba sentada en la sala de espera con el niño en brazos, con solo nueve años su cuerpo aun no era inmune a las pestilentes enfermedades que pasaban por allí, tenía fiebre que superaba los treinta y nueve grados y una tos horrorosa que hacia carraspear su voz. Esperaba su tuno tranquila para poder pasar al consultorio del doctor Gheraldy que era un gran amigo de su difunto esposo, el abuelo de Zayn. El menor no era un chiquillo quisquilloso más si tímido y silencioso, era muy atento y observador a todos los hechos que vivía, dibujaba muy bien con los colores de cera y acuarelas que tenía, en el colegio religioso a que asistía era un niño muy rechazado por sus compañeros pero atento y discreto en sus actividades, nunca iba más allá de lo que conocía, siempre pulcro y limpio en su presentación era una gracia para su abuela.

Vivian de la pensión de su abuelo después de haber sido militar en fuerzas armadas de Rusia y de su pequeño sueldo que ganaba por haber trabajado como camarera en aquel gran hospital. El pueblo ofrecía muchas maravillas al turista, pero a los nacidos allí solo podía reservar trabajo, pensaba en su nieto cuando ella ya no pudiese estar presente, cada día los años le pesaban más como una piedra cargada sobre sus hombros y además sabía que sus días no serían demasiados, al igual que su esposo aguardaban ya a la muerte como una vieja amiga, eso era lo que mejor podían hacer, no quería dejar a su nieto solo en esta triste  ciudad. ¿Quién lo cuidaría? No trataba con alguien con suficiente confianza como para que adopte a Zayn y sabía que si ella abandonaba este mundo pronto este quedaría huérfano completamente y lo que más tenía era que callera en las calles. Cuando regreso en si un muchacho con las manos abiertas le abría la puerta del consultorio y le pedía que entrase, un joven buen mozo de menos de dieciocho años.

-       Buenas tardes, joven. ¿Está el doctor Gheraldy?- Susurro la anciana con el cabello que parecía de plata ya que estaba cubierto de canas.

-       Si señora, pase por favor.- La guio hasta adentro con mucha educación, tomando de la mano al pequeño Zayn que caminaba un poco decaído.- Viene el niño a la cita, ¿cierto?-

-       Si es él, tenemos una historia médica aquí con el doctor y mi nieto se ha decaído estos días.- El joven castaño asintió mientras sacaba unas carpetas de un archivero, noto al doctor en la sala contigua, el consultorio, asomado por la ventana mirando hacia afuera.

-       ¿Me indica su apellido?-

-       Alice de Army, el de mi nieto es Zayn Malik.- El chico castaño asintió y el menor que estaba acostado sobre su abuela noto un lunar que tenía el chico que acompañaba en la oficina del consultorio, una mancha color café.

-       Malik Army, bueno pasemos con el doctor.- Abrió la puerta para que la señora mayor y el niño entrasen, luego cerro a sus espaldas.

El señor Gheraldy se saludó con la abuela de Zayn y luego indico a su enfermero que pesase y miedo al menor que se sentía enfermo. Lo tomo cargado ya que notaba en la actitud del pequeño que estaba enfermo. Lo sentó en una camilla y allí lo noto, en sus manos estaba el más delicioso aroma que nunca habían inundado sus fosas nasales, no era dulce ni acido, pero era explosivo, también lo conseguía un poco adictivo y lo necesitaba de nuevo.

-       ¿Cómo es que es tu nombre?- Preguntó el enfermero.

-       Zayn...- Dijo con una voz casi inaudible, entendió que le dolía la garganta.

-       Bueno Zayn, el mío es...- Dudo una vez más en decir su nombre pero decidió seguir con su vida falsa.- Es James. ¿Sabes que al salir de aquí te sentirás mejor? Prometo eso Zayn.- Comento desabrochando la camisa del menor, el olor se intensificaba en sus fosas nasales, adictivamente se adhería a la mente del enfermero, permanentemente se quedaría en sus recuerdos.

Puso el osciloscopio en el pecho del pequeño y escucho como la flema se revolvía en sus pulmones, le pido que tomase aire y lo expirase dos o tres veces y dejo su aparato de nuevo alrededor de cuello.

-       Levantémonos un momento para llevarte al peso y la cinta métrica.- Treinta y ocho kilos y doscientos gramos de peso y de altura un metro y cuarenta. Nada fuera de lo normal, cuando lo sentó de nuevo Zayn lo miraba directamente a los ojos esperando que dijese algo. -¿Cómo va la escuela?- Al cerrar el ultimo botón poso sus manos en las de Zayn para ganar confianza con el menor.

-       Bien señor.-

-       No me digas señor, dime... James. ¿Te parece?- Pronuncio antes de tomarlo encima y llevarlo a que el doctor terminase su chequeo.

-       Si señor James.- Era un niño que seguro se desconcentraba, pero no tanto como el en estos momento que pego su nariz al cuello de Zayn y su aroma lo inundo de nuevo. Lo estaba volviendo loco, un animal alocado brincaba furioso en su interior. Pero debía controlarse.

-       Bueno muchacho, ¿Cuánto pesa nuestro amigo Zayn?- Le pregunto el Doctor Gheraldy mirándolo a los ojos.

-       Treinta y ocho kilos y doscientos gramos de peso y de altura un metro y cuarenta. Tiene un poco de flema y le cuesta hablar, imagino que le duele la garganta.-

-       Muy bien dicho James. Oh señora Alice, él es James mi nuevo enfermero está de paso por la ciudad. Viene de Londres y está sacando su título en medicina. Y apenas cumplió los diecisiete. –

-       Si ya lo conocía de cuando llegue, que bueno que aun existan chicos como él.-

-       Seguro Alice.- Levanto un paleta de madera para ver la garganta de Zayn y determinar que tenía una tos pasajera y las amígdalas inflamadas, luego de la consulta la abuela y nieto con un chupetín de menta en las manos se retiraron del consultorio.

Zayn volvía a su casa,  con un récipe de unos jarabes desconocidos para él y una infusión de jengibre que le mandaron para su garganta. Su abuela le hablaba de que debían pasar por la farmacia y además ir por provisiones para la semana, le recomendó que hiciese sus tareas antes de que cayese la tarde ya que debía ir mañana al colegio. En el andén en que regresaban a casa Zayn no se sacaba algo de la cabeza. A Liam. Lo había tratado bien, como un amigo suyo no de su abuela ni de su abuelo, suyo. Le agrado la idea de volver algún día a verlo entre más pronto fuese más feliz el seria. Pero al llegar a casa entendio algo que aunque olvidase al crecer...

                     Ahora existía un amigo para él. 


The Bouquet  « Ziam »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora