—— Inicio del 4to. Arco ——
Mediados de julio, el verano estaba en su apogeo, y el cielo exterior revelaba un azul claro y nítido. Sentada en mi pupitre, observo el ambiente que me rodea.El aire estaba en calma, ligeramente viciado por la combinación de temperaturas cálidas y los esfuerzos del viejo aparato de aire acondicionado.
A medida que la luz del sol se filtraba por las ventanas, arrojando sutiles rayos de luz sobre los escritorios, la sala adquiría un tenue resplandor. El zumbido tenue de conversaciones lejanas y el crujido ocasional de papeles creaban una sinfonía de fondo.
Los alumnos, con la energía algo mermada por el calor agobiante, se movían con cierta pereza, y sus acciones delataban una sensación de cansancio.
Pero las expresiones de los estudiantes estaban llenas de alivio, se les había quitado el peso de encima porque acababan de terminar los exámenes finales.La tensión que flotaba en el ambiente desde hacía semanas se disipó y fue sustituida por una sensación colectiva de logro y expectación. Fue un momento de respiro, un respiro temporal de las presiones de la búsqueda académica.
Hoy se habían publicado los resultados de los exámenes, y un sutil zumbido de excitación y curiosidad impregnaba el aula. Mientras los alumnos se reunían ansiosos alrededor del tablón de anuncios, yo observaba desde la distancia, manteniendo mi habitual actitud indiferente.
Mis ojos escudriñaban la lista, buscando mi nombre entre el mar de clasificaciones.
Allí estaba, casi sin llamar la atención entre los más destacados. Ayanokouji Kiyotaka, 23º.Era un aumento marginal con respecto a mi anterior puesto 24, pero esas clasificaciones tenían poca importancia para mí. No eran más que una medida externa, un tenue reflejo de mis verdaderas habilidades que mantenía oculto intencionadamente.
Observaba las reacciones de mis compañeros, desde sonrisas extasiadas hasta asentimientos solemnes, y no podía evitar una sensación de distanciamiento de la competición que definía el panorama académico.
Mis verdaderos puntos fuertes estaban ocultos bajo una fachada cuidadosamente elaborada, una elección deliberada para permanecer en la sombra y evitar llamar la atención innecesariamente.
Mientras seguía observando las reacciones de mis compañeros, ensimismado en mis propios pensamientos, me vi momentáneamente perturbado por Nakamura, que se acercaba a mi mesa. Sonreía con simpatía y me tendía la mano en señal de felicitación por mi constante rendimiento académico.
"Enhorabuena, Ayanokouji. Mantener tu rango no es poca cosa", comentó Nakamura, con un tono de admiración.
Suspiró, su mirada se desvió momentáneamente mientras confesaba
"Yo, por otro lado, he bajado un puesto. Sigo entre los diez primeros, pero no deja de ser frustrante".
Me encontré con la mirada de Nakamura, con una expresión tan neutra como siempre.
"Las clasificaciones pueden ser impredecibles", respondí, con voz tranquila.
"Sigues rindiendo excepcionalmente bien, y mantener una posición entre los diez primeros es digno de elogio".
La mirada de Nakamura cambió momentáneamente, su admiración por Ichinose evidente en sus ojos.
"Hablando de clasificaciones, Ichinose-san ha vuelto a conseguir el primer puesto", comentó con un toque de asombro en la voz.
"Es realmente increíble. Parece que nada puede sacudir su posición".
Asentí con la cabeza, reconociendo la excelencia constante de Ichinose. "En efecto, es una alumna excepcional", respondí, sin alterar el tono.
ESTÁS LEYENDO
EL Abandono de la Sala Blanca - [ COTE ] (Traducido)
FanfictionEn los enigmáticos confines de la sala blanca, Ayanokouji Kiyotaka, la venerada "Obra Maestra de la 4ª generación demoníaca", se somete a un riguroso entrenamiento. Pero cuando los militares asaltan las instalaciones, Ayanokouji es finalmente liber...