Capítulo 3

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Narra Gavi

De repente abro los ojos y una gran lámpara me ilumina con su luz. Cuando intento enfocar veo como estoy en el sofá de un borroso salón que aún no logro ver con claridad.

Al lado de la mesa veo como una chica con el pelo largo trastea unas cuantas cosas en una caja que parece ser un botiquín.

Cuando se da la vuelta le puedo ver el rostro.

Es Carla, mi ex. La chica que me rompió el corazón.

Con sus ojos marrones, su pelo largo moreno y ese cuerpazo que aún por desgracia me vuelve loco.

En un par de segundos sus ojos conectan con los míos y al darse cuenta de que me he despertado desvía de nuevo su mirada hacia el botiquín sin ni si quiera hablarme.

—Me he muerto y estoy en el infierno, perfecto —digo en voz alta llevándome la mano a la cara.

Ella de nuevo me mira con los ojos entre cerrados.

Carla siempre ha sido una chica con muy mal carácter y con un genio poco apetecible para alguien cuando se enfada. Siempre suele saltar a la primera de cambio, no tiene reparo en decirte todo lo que piensa y si te tiene que poner firme y recto te pone en cuestión de palabras.

—En el infierno ¿no? —me termina diciendo para de nuevo volver a mirar las cosas de encima de la mesa.

—Si eso es lo que eres tú. Un infierno en mi vida —digo reincorporándome en el sofá y sentándome.

Cuando mi cuerpo está un poco más levantado logro ver como Carla agarra un algodón y lo empieza a mojar en distintas cosas

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Cuando mi cuerpo está un poco más levantado logro ver como Carla agarra un algodón y lo empieza a mojar en distintas cosas.

—Que amable eres Gavi —dice en un tono irónico sin apartar la vista de las cosas de la mesa.

No puedo mentir y admito que verla tan cerca hace que mil emociones me recorran por dentro. Ahora mismo tengo miles de mariposas en el estómago y un nudo en el pecho que apenas me deja hablar. Estoy tan nervioso que me tiemblan las manos y por ello intento esconderlas bajo un cojín que me pongo sobre el regazo.

No hay cosa que me enfade más que seguir queriendola a pesar de todo lo que me hizo.

Pero al fin y al cabo de eso se trata estar enamorado ¿no?
De ser tan idiotas que tenemos que seguir amando a pesar del daño.

De repente veo como Carla se da la vuelta con ese pequeño algodón en la mano. Se acerca a mi y se sienta a mi lado, pero no hace nada, solo se limita a mirarme a los ojos en silencio.

—¿Qué? —le termino espetando nervioso.

—No se porque me odias todavía. Ha pasado un año. De hecho a Pedri fuiste capaz de perdonarle —su voz suena apagada.

Me sorprenderle verla tan triste, porque si se pone así, es porque todavía le importa lo que yo pueda pensar de ella.

—Yo estaba contigo Carla. Tú eras la responsable de lo que hacer. Tú eras la que tenía un compromiso. Recuerda que dos no hacen si uno no quiere —digo con la voz ahogada.

TorreMuelle ( Gavi )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora