Capítulo 7

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Narra Gavi

Apenas sale el sol y ya estamos en el coche.

Carla está conduciendo con Pedri al lado que va de copiloto. Yo voy detrás junto al hermano de Carla que por alguna razón inexplicable ha querido venir.

Yo creo que es que tiene tantas ganas de perderme de vista que se quería asegurar de que era verdad de que me dejaban en el culo del mundo.

Hemos viajado desde Barcelona hasta Málaga.

Málaga es la ciudad donde nació Carla y su hermano, según ella el sitio a donde quiere llevarme esta cerca de aquí por lo que teníamos que viajar en avión.

Una vez aquí los padres de Carla nos han dejado el coche para ir hasta ese sitio tan misterioso.

—¿Falta mucho? —pregunto impaciente mirando por la ventanilla del coche.

No voy a poder aguantar mucho más viendo como Pedri le sonrie a Carla constantemente y como Juan me mira con odio a cada dos por tres

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No voy a poder aguantar mucho más viendo como Pedri le sonrie a Carla constantemente y como Juan me mira con odio a cada dos por tres.

—Bastante, así que callate ya —me exige Carla espetando su icónico mal humor.

—¿Podrias ser un poco más amable? —le pregunto acercándome un poco al asiento de delante.

Veo como me lanza una mirada asesina a través del espejo retrovisor que me hace tragar saliva y echarme de nuevo hacia mi asiento. Me reacomodo hasta que su hermano comienza a hablar.

—¿Como quieres que mi hermana sea amable contigo? —me pregunta desde el asiento de al lado.

Me observa atentamente con sus ojos color marrón claro y con un codo apoyado en la ventanilla.

—Por que debería de sentirse mal. Se fue con Pedri estando de novia conmigo —le recuerdo.

—Solo se dejó llevar por sus sentimientos, nada más —sigue defendiendo a su hermana.

Abro los ojos incrédulo por lo que acabo de escuchar.

Me engañaron, me cambiaron, se rieron en mi cara. Y aquí estoy con mil inseguridades encima, ataques de ansiedad, y mucho más, pero aún así el malo sigo siendo yo.

Siempre seremos los malos de las historias mal contadas. Y eso es algo que por desgracia, nunca va a cambiar

—¿Y por eso ya tu hermana tiene que ir destrozando la moral a todo el mundo? Claro hasta que se decida por un chico, va probando con todos ¿no?

Cuando justo Juan va a contestar, Pedri le interrumpe para regañarme.

—Gavi para ya con el tema. Pasa página.

Al desviar mi mirada hacia él, sin querer recaigo en Carla, quien veo como se tensa y aprieta demasiado el volante. Tiene los nudillos blancos y una compostura bastante rígida. Tampoco le gusta hablar de este tema. Le duele tanto como a mi, pero no lo quiere admitir.

—Además tu tampoco te comportaste demasiado bien —repone Juan volviendo al tema.

Tiene el flequillo bastante largo y aunque lo tenía bien peinado hacia delante el viento que entra por la ventanilla lo ha despeinado hace rato.  Odio admitirlo pero desde que se mejoró y se concentró en el fútbol tiene un físico espectacular.
Comenzó a ir a gimnasio y entre eso y los entrenamientos luce un cuerpo bastante musculoso y definido. Esa es otra de las razones de el porque lo odio tanto, la envidia que le tengo. Su bíceps es el triple más grande que el mío.

—La traté como una reina y lo sabes. La respetaba, le daba amor y cariños, le hablaba a cada minuto, a cada segundo —le respondo elevando la voz para asegurarme de que Carla también me escucha.

El paisaje sigue pasando a gran velocidad por las ventanillas del coche mientras que seguimos conversando.

—¿Y después? No estuviste cuando más te necesitaba. Cuando yo estuve ingresado en el hospital por cáncer sabes que mi hermana estaba preocupada y lo pasó muy mal, Gavi. Ni si quiera la llamaste o la apoyaste —contesta Juan

—¿Dos días después de que la viera besándose con mi mejor amigo? Es normal que no le hablara acababa de romperme el jodido corazón. ¿Tan difícil es de entender que yo pueda tener derecho a enfadarme? —digo con un tono desesperado. Me dan ganas de tirarme de los pelos de la impotencia que tengo ahora mismo.

De repente Carla sorprendentemente interviene en la conversación.

—¿Podriais dejar de hablar como si yo no estuviera aquí? Os estoy escuchando —dice sin apartar la vista de la carretera.

Su voz suena fría y cortante. La verdad es  que no me sorprende. Carla es una chica que siempre ha destacado por su sequedad y carácter fuerte.

—Todo esto es culpa tuya —hablo dirigiéndome a ella

—Gavi para —me avisa Pedri.

Pero no le hago caso. Le tengo demasiados rencor a Carla como para no parar de desahogarme.

—Me hiciste tanto daño que me cambiaste. Ahora me he metido en este lio porque me he convertido en un imbécil por ti

Si una cosa he aprendido es que es cierto que las personas cambian.

Pero no con el tiempo, como algunos te hacen creer.

Si no por el daño y las malas experiencias que te hace vivir la vida.

Cuando te cansas emocionalmente empiezas a comportarte de otra manera. Cuando algo te está doliendo lo terminas demostrando, ya sea con un mal carácter, durmiendo mucho, o intentando hacer lo mismo que te hicieron a ti, para sentirte mejor.

Pero nada funciona.
Al final te sigues sintiendo igual de mal.

La voz de Pedri resuena en mis oídos.

—Para ya, Gavi. ¿Como te lo tengo que decir? Deja a Carla ¡ya! —otro aviso.

Aun así no le hago caso. Sigo hablándole a Carla, diciendo todo lo que siento. Es como si expulsara por la boca todos aquellos trozos de mi corazón que están rotos.

—Te dediqué mi tiempo, te ayudé, te saqué sonrisas, te di lo mejor de mi, te apoyé en todo, estuve siempre contigo Carla —de repente veo desde atrás como una lágrima se derrama por la parte derecha de su rostro. Está llorando—. Joder, hize todo lo posible para que fueras feliz. Y aún así me dejaste ir, me dejaste tirado, y me traicionaste. Lo peor de todo es que me haces sentir culpable de tus propios errores.

Es cuando después de ver cómo le caia una lagrima,  comienza a caer otra, otra y otra. Carla está llorando y bastante. Y es muy raro en ella verla llorar en público.

De repente Pedri, obliga a Carla a que se salga conduciendo de la carretera hacia un descampado para luego frenar y parar el coche.

Una vez que hemos frenado en medio de la nada, Pedri abre la puerta y sale del coche para luego dirigirse hacia la mía. Abre mi puerta, me agarra del cuello de la camiseta y me saca hacia fuera agresivamente.

Muy cabreado me empuja contra el coche y de nuevo me agarra de la camiseta para atraerme hacia él y es cuando Pedri con una voz baja pero amenazante me dice;

—Como le vuelvas a hablar así de mal a Carla te pego un puñetazo.

TorreMuelle ( Gavi )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora