Víctor se movía con precisión.
Cada golpe al saco de boxeo resonaba con fuerza, sus movimientos eran calculados y su mente ya no estaba nublada como en días anteriores... en realidad, Cristóbal tenía mucho que ver. Era como si con solo un beso había reforzado lo que ya sabía.
Estaba loco por Cristóbal.
Qué va, si siempre lo he sabido, pensaba mientras lanzaba un directo que dejó vibrando el saco.
No lo terminaba de entender, pero estaba tan malditamente motivado, aun cuando tenía emociones con las que lidiar al igual que Cristóbal seguramente, pero tenía fe. Fe en él, en el ring. Sabía que ambos darían lo mejor e intentaba no verlo como un problema, no cuando es algo que le ha costado tanto esfuerzo.
Víctor no tenía dudas. Sabía lo que sentía, y su estómago hormigueaba al saber que también Cristóbal se sentía de la misma forma, aunque tal vez le costara más asimilarlo. Pero eso no lo preocupaba...
Todo estará bien, pensaba mientras secaba el sudor de su rostro.
Cristóbal, por su parte, estaba luchando por mantenerse concentrado. Había estado levantando pesas, pero su mente vagaba en círculos. Se sentía atraído por Víctor, siempre lo había hecho, pero ahora todo era mucho más complicado.
¿Cómo mierda se supone que voy a pelear contra él?
¿Y si todo esto los hacía perder la concentración?
¿Qué pasa si no puedo...? Se preguntaba, dejando caer las pesas con un suspiro pesado. Sentía una mezcla de emociones. Por un lado, quería estar cerca de Víctor, pero por otro, no podía dejar de pensar en el peso de la pelea y lo mal que la estaba pasando físicamente.
El beso había sido algo maravilloso, algo que nunca se imaginó, algo que repetiría una y mil veces más... pero ahora lo tenía atrapado en una red de dudas. No sabía cómo manejar todo esto. Estaba harto de sentirse así.
Cristóbal apoyó los codos en sus rodillas, frotándose las sienes, tratando de aclarar su mente.
Sabía que Martín y sus amigos confiaban en él, lo sentía. Pero eso solo hacía que se sintiera más presionado.
¿Y si no soy lo suficientemente fuerte? ¿Y si todo esto me afecta más de lo que debería?
La pelea estaba cerca, y Cristóbal no podía permitirse fallar. No quería decepcionarse a sí mismo ni a todos aquellos que lo apoyaban.
Ambos se preparaban para el pesaje, pero mientras Víctor entrenaba con la confianza de que todo saldría bien, Cristóbal luchaba con las dudas que su cercanía con Víctor había despertado en él.
¿Qué será más fuerte? ¿La pelea o lo que sienten?
...
El día del pesaje había llegado. La atmósfera estaba cargada de nerviosismo en el recinto. Víctor y Cristóbal apenas habían cruzado miradas desde que llegaron al lugar. El ambiente era frío, tenso, y el hambre y la sed no ayudaban en lo absoluto. Cristóbal no había comido ni bebido nada desde la noche anterior, y la falta de energía lo mantenía al borde del mal humor. Sentía cada paso como una carga extra sobre su cuerpo ya agotado por los entrenamientos.
Ahora, con el estómago vacío y la cabeza en un torbellino, Cristóbal sentía el peso de esa decisión. Lo había hecho por su deseo de enfrentarse en las mejores condiciones posibles, por Martín, por Víctor, por lo mucho que significa esa pelea para él, pero el sacrificio comenzaba a pasarle factura.
Cada minuto que pasaba se sentía más agotado, más débil. Lo peor era que la culpa lo corroía por dentro. Había aceptado esas condiciones porque quería demostrar que merecía esta oportunidad, pero ¿a qué costo?