CAPÍTULO 8

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Hinata lo miró confundida — tú me los regresaste — Sasuke abandonó la comodidad del regazo de Hinata para verla a los ojos, estaba tan confundido como ella — una tarde afuera de la panadería me miraste y me llamaste señora Uchiha — dijo, ella se había quedado de piedra al escucharlo — te veías muy mal, me asustaste, creí que tal vez te estabas volviendo loco — se veía ojeroso, el cabello revuelto y todos sabían que no salía de su casa — después solo despertaste tu Sharingan, me regresaste los recuerdo y te fuiste ¿En serio no recuerdas?

Sasuke hizo memoria — No — dijo con sinceridad — ¿Fue el mismo día donde se suponía Naruto te iba a pedir ser su novia?

Hinata arrugó su entrecejo — no sabía que Naruto me iba a pedir ser su novia — si se había dado cuenta de que todos querían emparejarla, pero Naruto no estaba listo y si era sincera ella tampoco lo estaba con él, se había propuesto declararse una vez más, pero con algo significado, y que mejor que con una bufanda, al final de cuentas Naruto había perdido una al protegerla. Ya la había empezado, pero al paso que iba seguramente la terminaría cuando tuviera diecinueve y es que no se sentía muy segura de volver a decirle que lo amaba, algo en su interior la detenía y ahora sabía el porqué — fue el día en que nos reunimos para cenar los novatos, por eso llegué tarde, sabía que ibas a estar ahí y no quería verte.

— El día anterior Sakura me dijo que te ibas a hacer novia del dobe. No me lo tomé muy bien — un eufemismo, casi perdía la cabeza, de hecho la perdió por un instante que ya no recordaba, pero que agradecía — No dormí esa noche, me dolía la cabeza, supongo que no estaba pensando cuando lo hice. Que bueno — él ya había intentado hacerlo, incluso utilizó sake para darse valor, pero solo había conseguido pelear con Suigetsu y al día siguiente agradeció no haberlo hecho, al parecer no manejaba muy bien la embriaguez, seguro hubiese hecho un escándalo en el complejo Hyuga.

— ¿Y ahora? — ya había esperado mucho tiempo por él. Necesitaba saber.

Sasuke la miró a los ojos, estiró su brazo para tocarla. Se sentía tibia bajo sus dedos, él estaba demasiado frío. Poco a poco se acercó, necesitaba sentirla más cerca, quería... Besarla.

Ella no lo rechazó cuando unió sus labios, en cambio cerró sus ojos, un beso lento, lleno de sentimientos. Él la atrajo más, mientras se ponía de pies para cargarla sin deshacer la unión de sus labios, ella instintivamente enredo sus piernas y sus brazos.

Cuando se separaron ambos se miraban a los ojos. La pasión estaba ahí, pero mucho más fuerte se dejaba ver la aceptación, la comodidad, se sentían bien el uno con el otro, no necesitaban de un proceso, no necesitaban de más tiempo, se querían, inexpertos, pero lo hacían.

ARREPENTIMIENTO II-BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora