CAPITULO 2

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El gran Sasuke Uchiha, el último de su estirpe, el arrogante y orgulloso, tenía miedo.

Pero ¿a qué le tenía miedo?

La pregunta planteada era complicada, pero llevaba casi un año pensando en la respuesta. A pesar de que durante ese año la mayor parte del tiempo estuvo en su viaje de redención se daba el tiempo para pensar en lo que había hecho y en el resultado.

Ninguno.

¿Sería estéril o lo sería Hinata? Pues ¿cuántas veces se necesitaban para embarazar a una mujer? con gusto lo repetiría, pero ya era tarde. Tal vez si lo hubiese hecho al principio, pero al verla tan feliz con Naruto no tuvo la valentía, al final de cuentas lo que había hecho se consideraba violación, a sus dieciséis estaba tan lleno de venganza que en realidad un acto de esa naturaleza palideció a las bajezas que pensaba hacer. Robo, asesinatos, torturas, genocidio. En ese entonces haberla violado solo era un acto más de venganza, pero ya habían pasado dos años, ya había logrado hacerse fuerte, mató a su hermano, descubrió la verdad, aún no se sentía conforme con la aldea, pero sí con su gente, con sus amigos, con su maestro.

El problema recaía en que si él ya se había hecho consciente de la estupidez que cometió, Hinata también llegaría a la misma conclusión. Ya no era un renegado, ya no podía actuar como antes, si le regresaba sus memorias podría ser odiado por ella y en el peor de los casos lo meterían a la cárcel por violador...

¿Que había hecho?

Después estaba el hecho de qué se sentía celoso, ella era... fue suya. Sin importar bajo qué circunstancias él la sentía de su propiedad, una propiedad que no podía reclamar.

Entonces le temía a que Hinata lo odiara, a que sus amigos lo odiaran, a ser expulsado de la aldea, y sobre todo a volver a sentirse perdido y totalmente solo. Por fin sentía que volvía a pertenecer a una comunidad. Y después, una pequeña parte de él le temía a que Hinata ahora si amara de verdad a Naruto, no quería escuchar que ella ya era de otro.

Esa noche durmió muy poco. Y conforme avanzaba el tiempo le empezaba a doler la cabeza. Ella se iba a casar y no tenía ningún derecho a reclamar, no podía ir y solo hacerlo, si se la hubiese llevado desde un principio ya nadie se la quitaría.

El sol se asomó por la ventana, en su cabeza solo rondaban imágenes de Hinata casándose, ya no era solo con Naruto, ya era con todos, porque todos tenían más derecho a amarla que él. Cada vez se sentía más miserable y cansado, su cuerpo se resistía a no hacer nada.

¿Por qué tenía tanto miedo? Él no era un cobarde, no lo era.

Entre el cansancio un momento de extasis se hizo presente, no supo muy bien lo que pasaba, pero las imágenes corrían y se mezclaban a gran velocidad, la luz del día, el sol en lo más alto del cielo, el calor abrazador, Hinata caminando, Hinata asustada, Hinata en shock.

Y despertó, miró el reloj, eran las cinco de la tarde ¿en qué momento había caído dormido

ARREPENTIMIENTO II-BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora