Capítulo 7: Machista Al Cuadrado

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Bajan las escaleras acaramelados y muy contentos pues la emoción de ver a sus hijas dar los primeros pasos es algo que ni con todo el oro del mundo pueden comprar.

Ana traga hondo, pues en ese momento recordó la corazonada que sintió esa tarde, pero intento nuevamente no darle tanta importancia, pues entendía que lo que le diría a Fernando no era de gravedad.

Entran a la biblioteca, y como es costumbre, él se sienta en la silla de su escritorio y ella se sienta en el escritorio.

Él la mira con deseo, pues encontró muy provocativa la manera en la que ella se sentó. Fernando comienza a sobar su muslo lentamente, subiendo y bajando su mano por las piernas de Ana y:

Ana: ¡Fernandou, andas muy cachondo últimamente! (Le planta un beso apasionado, se sienta encima de él y baja sus manos por la camisa hasta llegar a pantalón y luego las mete dentro) No me calientes que sabes como me pongo. Aquí nos pueden cachar los niños y mira que Luz es experta en agarrarnos en momentos incómodos. (Mientras sigue adentrando las manos en el pantalón)

Fernando: ¿Cachondo yo mi vida? ¡Nos estás tentando! (va mirando su pantalón) Si Ana, tienes razón. (Le dice mientras él le da otro beso en la boca bajando hasta su cuello) Las clonas están tan hermosas y llenas de energía, tan parecidas a ti. (Continua besándola, mientras Ana saca las manos del pantalón y le agarra la cara para soparle en el oído) ¡Dios, estoy tan feliz! Cuéntame, ¿De qué querías platicarme? Me dejaste intrigado, vamos, preocupado.

Esto para Ana fue un indicativo de controlar la calentura. Sutil y delicada mente le da un beso en la frente a Fernando, mientras se va parando para sentarse nuevamente en el escritorio. Mientras arregla su cabello y quita el exceso de labial de la boca de Fernando le dice:

Ana: ¡Sí, amo tanto a nuestras niñas! Cada día aprendo más con ellas. (Le dice mientras sonríe y sus ojos brillan como luceros) Mi vida, Johnny me hablo hoy.

Fernando: Ay no! En qué nuevo proble.... (Ana lo interrumpe)

Ana: No, no está metido en ninguna bronca. Quise decir, en ningún problema.

Fernando: ¿Entonces?

Ana: Es en relación al workshop.

Fernando: ¿Pasó algo con el workshop?

Ana: Mi amor, déjame terminar de hablar.

Fernando: Si, si perdón. (Mientras arregla su pantalón, pues Ana como siempre, logro excitarlo)

Ana: Bueno pues, es que Dana. ¿Si te acuerdas quién es verdad? La que se quedó por mi dando clases que te dije que trabajaba en el "Chicago". (Ana agarra su mechoncito de pelo. El que siempre agarra cuando está un poco tensa). Bueno es que tuvo que salir de emergencia y Johnny no tiene quién la cubra. Por lo que me llamo para ver si yo podía ayudarle unas horas en el día.

Fernando la escucha con atención, pero mientras Ana va explicándole, su mente va procesando lo que le dice y su semblante va cambiando.

Ana: Lo he estado pensando mucho. Ya sabes por las niñas, están pequeñas y no me gustaría dejarlas muchas horas. Sé que estarían bien con mamá y Bruno echándoles una ojeada. También me gusta la idea de poder enseñar este arte.

Fernando: Ana, ¿pero no estarás pensando en aceptar?

Ana: (lo mira incrédulo ante lo que Fernando le dice) Perdón Fernando. ¿Qué dijiste?

Fernando: (con una actitud un tanto machista) Mi opinión ¿no cuenta? Soy tu esposo Ana.

Ana: ¿Qué te pasa? No me vayas a salir ahora con un escudo.

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